Ibiza debe gran parte de su fama a la prensa, pero a la prensa escrita. Los grandes semanarios de Alemania, Estados Unidos o Inglaterra y los extras dominicales han hecho una potente campaña de promoción turística desde 1968.
Pero me llama la atención un hecho sobre el que nunca había reflexionado: La televisión nos destroza, nos deja por los suelos, no es capaz de transmitir una imagen positiva o sugerente que penetre en el espectador.
Ni siquiera los programas de viajes, que suelen ser más hábiles a la hora de recoger las sensaciones táctiles, la visualidad, el sentido lírico.
Ni siquiera esos.
Sí, Ibiza es humedad, bruma, contrastada con un sol arrasador, pero también es olores. Ibiza era (ahora, más nos vale no olisquear mucho, porque en muchos sitios huele a mierda) una fábrica de olores: plantas, árboles, frutas, tierras, bosques. Todo esto no lo capta la vulgarota cámara de Tele-5, pero tampoco han sabido equilibrar las luces los mejores documentalistas.
Predije ya con fecha fija el final de la Ibiza singular, sensual, creativa, acogedora, senda de elefantes y templo de culto a la delicadeza, cuando vi la gran plataforma que montó Tele-5 en el Paseo Marítimo.
No tardaron mucho en llegar las golondrinas en minifalda, las chiquitas que dicen trabajar de modelo, las actrices –según dicen ellas- las guerreras de 300€, las buscatoreros, las marisabidillas que inventan aventuras y polémicas. Eso es la televisión basura: si la realidad aburre, se inventa.
Inventan incluso los famosos: son famosos por haber querido ser famosos y salir un cuarto de hora diciendo que se han acostado con alguien.
Las buenas profesionales siempre habían cobrado por callar.
Ahora, Ibiza ha caído en la trampa. La isla es un desfile de famosillas de segunda.
Eso se ha marbellizado. Famosotes de pacotilla.
Aquí han traído el tomate (cuando tomate ha habido siempre, pero con clase y con discreción) y mucha gente que huye literalmente de las cámaras está huyendo de Ibiza (¿más, quedará alguien?). Siempre se podrá vender el apartamento a algún inglés: Compran cualquier cosa.
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