miércoles, agosto 08, 2007

Permitido ganar más sin desarrollar más

Somos cada vez más gente quienes pensamos que Ibiza, y seguramente Formentera, debiera haber reducido o cesado el consumo de recursos y de territorio. Hoy ya es algo más que una sensación: sobra mucho en casi todas partes. La isla no puede absorber las hordas de turistas que llegan durante dos meses y colapsan la isla, su personal y sus instalaciones.
Sobre este tema la isla está divida en dos grupos (según leí en el suplemento DNit realizado por nuestro Diario). Por una parte, cuatro o cinco dueños de discotecas que parecen opinar que el turismo clubber es el mejor del mundo, que este turismo salva la isla, en fin... Y por otra parte, todo el resto de la isla, que ha descubierto con alarma y pasmo que el turismo clubber sólo es bueno (incluso yo diría que muy bueno) para las discotecas y los vendedores de pastillas. Y poco más.
Estamos en lo de siempre: la gente quiere diversión, noche, cena, discotecas.
Pero Ibiza ha hecho de las discotecas el eje central de su crecimiento, de su turismo, de su desarrollismo. Si el Pacto no entiende con claridad el porqué les ha votado la gente, se encontrará de frente muy pronto con estos 37 votantes que le han dado la victoria.
La mentalidad está arraigada: hay que crecer, hay que crecer, hay que crecer. Incluso desde el mar se nos anuncia que la falta de amarres coarta o constriñe el crecimiento náutico.
Pues me parece muy bien: el sector náutico apenas tiene que crecer más si es a costa de las costas. Es mucho mejor que aumente, que crezca y que desarrolle sus beneficios. Trabajen ahí. Pero no a costa de lo poco que nos va quedando.
Estas grandes autopistas no sólo son pésimas en sí mismas. Lo peor es que revelan nuestra mentalidad: hay que crecer. Detrás de estas autopistas vienen centenares de grupos de apartamentos, una lluvia de peticiones y de permisos para otras instalaciones. Crecer. Cáncer.
Desde la crisis de 1973, la de 1982, la de 1989 y la de ahora o del 2005-6, apenas se ha aprendido nada. Ibiza y Formentera tienen en oferta cada vez más miles de plazas. Pasamos de las cien mil plazas hoteleras.
Y a pesar de ello se sigue con esta mentalidad desarrollista, a costa de nuestra propia piel.
Prohibido crecer más. Al contrario: sólo se puede esponjar, mejorar cualitativamente. Más imaginación y menos tractores y grúas. Hay que centrarse en ganar más dinero y en mejores condiciones, pero olvidarse ya de una vez para siempre de ir rellenando la isla. Esto no es crecer, es cáncer.


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