Comencé a escribir en prensa en 1972. Aquí incluyo artículos o textos breves publicados en prensa desde diciembre de 2006.
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sábado, agosto 25, 2007
¿El mar? No, nada, muchas gracias
Yo comprendo que el mar es muy atractivo. Nadie hablará mal de estos baños en julio y agosto. Pero es curioso, poco más. Muy pocos se bañan en diciembre y muchos menos en marzo.
El mar es horroroso. En Ibiza era un mal menor, en una tierra en la que todo eran males. Lo mejor que podía hacer un ibicenco, para gestionar su vida con una sonrisa, era conseguir un billete, cruzar el mar (o sea sufrirlo, no disfrutarlo) y hacerse con un trabajo en la Península, en Argelia o en Cuba, cuando en Cuba había trabajo, sueldos y una vida inmersa en un mercado.
Y olvidarse cuento antes del mar.
Pero el mar, con sus humedades invencibles, siempre ha estado ahí (bueno, sabemos que no es cierto, pero hablo de períodos de tiempo humanos). El mar siempre está ahí.
Antes de la llegada de esta desgracia que es el turismo (desgracia que, paradójicamente nos ha excusado de cruzar el Atlántico para ganarnos la vida) las aguas ofrecían abundante riqueza.
Existía tanto pescado y tanta variedad en las redes que muchas especies se devolvían vivas o muertas al mar. Otro tipo de pesca se donaba graciosamente a hospicios, hospitales o a gente más pobre, que necesitaba cierta asistencia. El mar era muy generoso.
A esta generosidad se respondía con mucho respeto y miedo: las aguas de los Freos se cobraban también antes muchas víctimas humanas. El día de San Cristóbal, el mar exigía una víctima humana, un tributo. Lo cierto es que no era menester ajustar la víctima propiciatoria al calendario: todo el año, los mares de Ibiza se han cobrado sus piezas. Poco vale la vida en el mar.
Pero hoy nos encontramos con que hemos prolongado nuestra ambición (imbecilidad, estulticia, ceguera... añádase aquí el sustantivo preferido por la familia) terrestre y la hemos llevado más allá.
¿Más allá es hasta la costa? No, todavía más adentro. Mar adentro, como el título de la película del suicida gallego.
Yo leo estos días las páginas del Diario de Ibiza y observo que, finalmente, no ha quedado más remedio que convertir en noticia esta vertiginosa normalidad que es el mar de vuestras vacaciones, perdón, vuestras digo y digo bien. Yo prefiero ya otros parajes, el mar es para los cangrejos y Belén Esteban.
Y todavía saldrán más cosas. El mar de Ibiza se ha convertido en un sitio muy peligroso. Ojo, pues: Melqart, dios de las aguas y del viaje se une a Baal. No están nada contentos de Ibiza, Iviza, Ibosim.
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