miércoles, julio 25, 2007

La fascinación de Polanski por la muerte



Roman Polanski siente una fascinación infantil por la muerte. Todo el mundo, quizás. Pero Roman pudo escapar de muy niño de los nazis, y más adelante de los comunistas: unos y otros masacraban y asesinaban a mansalva.
En otra ocasión, cuando su mujer murió en Hollywood asesinada por la gentuza de Manson, Polanski salvó la piel porque llevaba un cierto tiempo en Londres. Y se negaba a regresar.
Hace unos años no salvó la vida, pero se salvó de la cárcel por huir a toda prisa de Estados Unidos.
Pero ¿qué puede hacer un hombre, una persona cuando no puede huir y se siente fatídicamente marcado por el dedo índice de la Parca? Esta es la situación, diría yo, que le ha entusiasmado en torno a los últimos días, mejor dicho, las últimas horas de la ciudad romana de Pompeya.
En estos momentos, Polanski está rodando en la Ciudad Luz de Alicante, unos estudios de los más modernos del mundo. No han soltado muchos datos a la prensa.
Se sabe que se enamoró de la historia leyendo el libro de Robert Harris, una novela muy perseguida por los productores. De alguna manera, Polanski se entrevistó con el inglés y acabaron la reunión con el compromiso de Harris de escribir el guión en ocho semanas. No está mal. Ya están rodando.
La historia es magnífica: Pompeya y Herculano quedaron sepultadas por las cenizas vomitadas por el Vesubio.
Los pompeyanos no temían en exceso aquellas sacudidas, terremotos y explosiones. Eran viejos amigos. Pero 48 horas antes del gran final, el acueducto que servía toda el agua a la ciudad había quedado ocluido. El ingeniero (uno de los protagonistas principales) avisa a los ciudadanos de lo que ha visto: un espanto se avecina sobre la gran urbe.
Nadie le hace caso. Pero el 24 de agosto por la mañana sucede una gran explosión. Muy grande: se dice que equivalente a cien veces la bomba atómica lanzada en 1945 sobre Hiroshima.
A partir de ahí, el delirio. Era la una de la tarde del 24 de agosto del año 79.
Polanski ha preparado una gran selección de efectos especiales. No puedo hablar de lo que no he visto, pero es de esperar algo muy distinto a las anteriores películas.
Que nadie piense que el cataclismo no afectó a Ibiza. La isla había pasado a ser Flavia Augusta, pues en el año 70 Vespasiano concedió papeles a todos los ciudadanos del Imperio, Ius Latium. Hasta entonces Ibiza sido una isla confederada, y es más que seguro que durante aquel otoño la fruta y los producto ebusitanos fueran muy buscados por los romanos.

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