El Mediterráneo pierde Posidonia
El fenómeno está detectado desde hace lustros, pero no se ha encontrado un sistema eficaz para atajarlo o estabilizarlo: el delicadísimo y hostigado mar Mediterráneo está perdiendo superficie de praderas de posidonia a un ritmo devastador.
Según el último estudio realizado en agosto del año pasado por la agrupación Oceana, se pierde un 3 por ciento de la superficie de estas plantas (en realidad no son algas, sino plantas con las mismas funciones que las plantas superiores terrestres). Esta merma es irreversible y acumulable, de manera que en los últimos cuarenta años, la superficie se ha reducido en una 50 por ciento.
El Ranger Oceana, el catamarán del trabajo de campo, estudió intensamente las zonas de Valencia, Murcia y Andalucía. No es necesario aportar los conocimientos de las Baleares, un archipiélago que está sufriendo de manera continuada una gran presión humana sobre el medio.
Precisamente es la actividad del hombre la causa primera de destrucción, en especial las redes de arrastre, la barra y el anclaje continuado de embarcaciones de recreo.
De eso sabemos mucho en Ibiza, Formentera y s´Espalmador.
Estos tesoros marinos son un pulmón oxigenante y limpiador, que fijan las arenas de los fondos, pero también cobijan el origen de numerosas especies que depositan sus huevos y sus crías y permiten el desarrollo de la cadena trófica.
Pero en Ibiza, las praderas de posidonia se convirtieron en un elemento singular que se debe sumar a la argumentación que permitió el nombramiento de Ibiza como Patrimonio de la Humanidad.
Posiblemente Ibiza sería patrimonio mundial sin la aportación de estas plantas que dan vida, valor y variedad a nuestros fondos litorales. Quizás bastaría con los monumentos púnico-fenicios (sin contar los que se han destruido), la iglesia y la torre de la catedral, el fabuloso conjunto defensivo de la Real Fuerza de Iviça o, dicho de otro modo, de nuestras murallas terminadas en pleno Renacimiento, cuando la Humanidad abre la mirada a las estrellas. En plena época de las luces, aquí acumulamos piedra para defendernos de un pirata que ya ha enfermado.
Y pensar que estos empresarios (ibicencos, benefactores, han llegado lejos, blablablá) siguen, erre que erre, con sus proyectos de clubs náuticos, puertos deportivos... Proyectos y más proyectos absolutamente destructivos que borran cuanto vestigio de singularidad y de valor natural se les ponga por delante.
Vergüenza, caballeros. Vergüenza.
Aunque pusiéramos todo el empeño en defender la posidonia, la planta se encuentra en regresión, víctima de la agresión humana.
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