REHUYE LOS VERANOS Y SALVA LA PIEL
Las abuelas de antes daban consejos a la novia antes de casarse. Las de ahora simplemente te dirán: “Rehuye los veranos en Ibiza, salva la piel y permanece tapada mientras brilla el sol en lo alto del cielo”.
Es que el clima de la tierra está cambiando: más calor, más sequías, temporales violentos, riadas, y una erosión peligrosa en la propia atmósfera que sirve de filtro contra las radiaciones mortíferas.
Ya hace quince años que lo escribo, en clave de humor, pero eso sólo es por no añadir angustia a un fenómeno que de por sí es muy desasosegante: Cuando compres un piso en Ibiza, mira bien donde eliges la ubicación, pero también observa si está en antiguos cauces de torrentes o riachuelos. Y si ves que todo está en orden, no te descuides una cosa: junto al parking del coche, que te pongan una argolla en la que atar tu zodiac o tu barca, para que cuando llegue la anegación ritual de cada año, puedas salir a hacer la compra.
Bromeemos, pero lo tenemos mal. El proceso del cambio climático ya no puede detenerse. Los gases inyectados en la atmósfera están interactuando y sus efectos pueden durar cien años o más.
¿Qué se puede hacer? Ralentizar el proceso de cambio, para mientras tanto, lograr mecanismos y tecnología paliativa, de adaptación.
Los de mi generación ya no lo viviremos (o quizás) pero toda la isla de Ibiza se verá sometida a grandes vaivenes, alternando sequías y tormentas de Levante o gota fría. Las temperaturas veraniegas aumentarán hasta límites insostenibles. El turismo de verano irá desapareciendo. Se acabarán los clubbers lamiendo un chupachup o bebiendo agüitas, mientras brincan anfetaminados bajo las luces de la noche.
Leo las declaraciones de Agustí Jansá, el director del Centro Metereológico Territorial de las Baleares. Todos coinciden. Hace unos años expuse las tesis de Millán Millán (Valencia). Todos coinciden: las temporales serán devastadores y las sequías extenuantes. Los veranos insoportables. Y el proceso ya se ha desatado y va a una velocidad de vértigo.
Publicado en Diario de Ibiza, 3 de diciembre 2006