NOTAS DE UN FENICIO
Piñonadas, vinitos y villancicos
Ha llegado el tiempo del colesterol. Quien tenga suerte, recogerá un jamón y unas cestas con piñones, unos vinitos y quizás algún compact con villancicos, estos edulcorados subproductos musicales, derivados del gregoriano y del clavicordio.
Pero no podrán con nosotros los hidratos de carbono ni las grasas del colesterol.
La tertulia aviva temas que ya creíamos superados. Que de nada le servirá a la ciudad ofrecerse con un edificio extraño de este arquitecto de diseño llamado Nouvel en pleno puerto deportivo.
Y por cierto, le acaban de dar un premio importante en Fráncfort, el de los Rascacielos, por esta extraña torre (Agbar) en forma de supositorio en la ciudad de Barcelona.
Pero el proyecto de Ibiza -afina alguien- nadie lo menciona jamás. Ni en la prensa ni en los catálogos. Espera a que esté terminado el edificio, apuntilla alguien. Pero no, ocurre lo mismo con las obras de Josep Lluís Sert en Ibiza, que sólo se mencionan en último lugar y cuando alguien tiene ánimos de ser exhaustivo. Dentro de la obra global del arquitecto, las de Ibiza son obras menores, por mucha pasión que le pongamos los isleños.
¿Ocurrirá lo mismo con esta barroca terraza babilónica, más digna de algún pequeño país saudí? No le veo yo ninguna gracia, en principio.
Menos gracia tiene la lamentable culminación del proceso destructivo en Botafoc. Botafoc en genérico, pues ya nada queda de la isla Grossa, ni de la isla Plana. Nada.
Y encima nos quieren varar en tierra nuestros flaones, añade alguien.
Situación alarmante, asentimos.
¿Qué es un flaón?, preguntan. Me niego a explicarlo. La palabra quizás sea un derivado del inglés flawn , pero en vez de dar el tembloroso flan, dio en un consistente postre en la isla.
Lo querían incluir en la lista de sólidos que no pueden acarrearse en el avión. Pero un flaó no puede dejarse de la mano. Es un tesoro codiciado.
Menos mal que alguien lo solucionó en menos de 24 horas.
Acabamos la sesión de desbarre con otra ronda, a pesar de nuestro descenso en el poder adquisitivo. ¿Cómo es eso? Y el economista del grupo, que trabaja de celador, nos lo cuenta: en España la economía ha crecido un cuatro por ciento, lo mismo que la inflación. Lo comido por lo servido. Pero en Ibiza la inflación es de casi un cinco por ciento, mientras que la economía no crece ni un dos. De manera que hemos perdido un tres por ciento del valor de nuestro dinero.
Eso no se mira así, le dice alguien. Pero nos miramos unos a otros, nos callamos y tomamos otro trago. Después otro.
Publicado en Diario de Ibiza, 13 diciembre 2006 /ENLACE/
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