sábado, noviembre 03, 2007

Ni las murallas movieron tanta piedra

La foto de Metis nos muestra las señales de las visitas turísticas a la zona.


La fotografía de Lee muestra Atlantis, cerca de Es Vedrá. Véanse las marcas de la sierra que cortaba los bloques de arenisca.


Muchas veces lo he dicho y lo ha dicho mucha otra gente: este destrozo que afecta a la isla, exacerbado en los dos últimos años, no tiene parangón en toda nuestra historia conocida.
Sí, se sabe de algunos ataques romanos en su guerra civil, se sabe de ataques más o menos virulentos y episódicos, hasta llegar a la primera gran escabechina de 1114 (y quizás la única, porque yo mantengo la teoría personal, aunque veo que ha tenido aceptación, de que la llegada de los mercenarios del Tripartito Medieval en 1235 fue más una comedia que una tragedia).
Después, se suceden ataques de los turcos y de los magrebíes (berberiscos). Eran ataques continuos de pequeña envergadura.
El próximo gran movimiento humano, topográfico, arquitectónico fueron las murallas del siglo XVI. Ya estaban construidas la iglesia y la torre de la actual catedral.
Las murallas renacentistas son una gran obra que movió mucha piedra y mucho relleno. En realidad, las antiguas murallas de la dominación islámica no disponían del aparatoso diseño de las que conocemos hoy (afortunadamente, aunque han sufrido no pocas agresiones, y todavía no están a salvo). Sólo los baluartes y los lienzos terraplenados ya suponen un novedoso diseño de fortaleza inexpugnable en tiempos en los que ya se comenzaba a usar la artillería.
¿De dónde se sacó tanta piedra? Esta es la pregunta que nos hacíamos siempre los jóvenes estudiantes. Pues... de las canteras o de la pedrera (¿podría emplearse en castellano? Hermosa palabra latina). Con los años, uno ha ido caminando toda la costa de Ibiza, cuando apetecía verla y se sentían las piernas. No será difícil encontrar importantes canteras que están a ras de mar, niveladas con prudencia y eficacia para cargar los mazacotes en las barcazas.
Los que admiran los tajos casi artísticos de las salinas, o los que descienden a lo que llaman `Atlantis´ apenas pueden asociar estos ojales abiertos en la costa marina con las murallas de Ibiza. Ibiza no tiene una piedra excelente, pero sí que es pétrea, árida y poco fértil, salvo los valles y las vegas que todos conocemos.
Pues bien, para fundamentar estas autovías se ha usado más piedra de la que se podría haber usado en nuestras murallas. Muchísima más.
Por esto siempre escribo que es una herida (la de las montañas abiertas y vacías) como no se había producido jamás en la isla. Ni para las murallas que se iniciaron a mitad del siglo XVI.
Nadie recuerda tal movida de piedra, de áridos, ni por supuesto ningún ataque de los piratas ha producido tanto daño a las fincas como las malditas expropiaciones.

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