miércoles, noviembre 21, 2007

Promocionar Londres con un gamberro meando

Los ingleses son raros, excéntricos, peculiares, un poco locos, bastante gamberros, pero de marketing saben un rato largo.
Llevan como mínimo desde 1960 vendiendo toneladas de porquería al mundo entero y nadie ha cuestionado la calidad de su diseño, moda, música o gadgets. Hacen mucha música malísima, horrorosa, vomitiva. Venden a Johnny Rotten como un genio del rock, pero Juanito Podrido sólo es otra broma más de los productores. Sex Pistols y los ultimísimos artistas son igual de estériles y poco creativos.
¿Trainspotting? Lumpenproletariat de los arrabales de las principales ciudades: incultura, ignorancia, droga, violencia y penalidades.
En moda hace décadas que han perdido el tono, la medida y el norte, a pesar de lo cual se permiten vender con sus revistas y cadenas de televisión toneladas de auténtica basura, al lado de otras cosas válidas.
Simplemente con la palabra Underground (Metro) popularizaron el tubo en todo el mundo. Y la ciudad. Con una sola Mary Quant y unos Beatles parece que tienen la patente eterna del concepto de vanguardia y se sabe que no es así, sino casi lo contrario.
Ya hace décadas que exportan violencia, matonismo y hooligans por todo el Mediterráneo. En esto no tienen la exclusiva, pero tienen una gran calidad en sus bestias y matones. Les han expulsado de los campeonatos de fútbol, les sacude la policía de toda Europa, se lanzan desde el balcón o se estrellan en Ibiza... parece que les da igual. Después las madres inglesas, desconsoladas lloran a destiempo lo que no supieron (y es difícil) inculcarles a tiempo y echan la culpa a nuestras carreteras.
Eurostar, el tren de alta velocidad que cruza el túnel del Canal de la Mancha quiere conseguir más turistas del continente. Y ha emprendido una campaña, que en Bélgica ha tomado dos líneas. En un cartel salen Margaret Thatcher, Tony Blair y Major.
Pero en el otro sale un cabroncete, un hooligan meando en una taza de té. Y tiene puntería.
En fin, a mí me caen bien. ¿Saben por qué? Por su sentido del humor, por su sentido del pragmatismo y porque si no pueden vencer al enemigo, se unen a él y lo desmontan.
Por ejemplo. Imaginen que nos devuelven Gibraltar y Zapatero nombra a Rosa Regás gobernadora del Peñón: cualquier catástrofe es previsible. Ante esta apocalíptica eventualidad es mucho mejor que Gibraltar siga siendo inglés. Sacan pasta incluso de sus gamberros

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