miércoles, febrero 14, 2007

Correr la ribera


Ha embarrancado un buque mercante frente a las costas de Devon y los habitantes de las cercanías se han lanzado como posesos a correr las costas. Esto se llama `hacer la ribera´ y es un deporte universal, aunque los novelistas malévolos del siglo XIX (y quizás algún cronista del XVIII) lo atribuyen a los buenazos habitantes de Formentera.
Ya saben que pienso en aquel valenciano excesivo (como casi todos), chulo y temerario, llamado Blasco Ibáñez, que tomó Ibiza como si se tratara de una exótica región del lejano Oriente.
Según estas versiones, los raqueros eran profesionales del despojo y del saqueo. Yo he visto incluso una película basada en unas familias de raqueros, que señalizaban mal aposta las peligrosas costas rocosas, en las que encallaban los buques cargados de mercancías.
En unas horas, mujeres, niños y mayores recogían todo lo posible de la ribera, lo transportaban y lo escondían, para hurtarlo a la vista de la policía que, de todas formas, también participaba del botín.
No recuerdo dónde, yo he leído en algún sitio esta actividad atribuida en tiempos antiguos a los formenterenses. Más bien es lo contrario: cualquier navegante, de los miles que han zozobrado en los Freos o cercanías, ha recibido generosa ayuda de los buenos marinos de Formentera.
Pero no he podido evitar pensar en Formentera cuando he visto la alegría de los habitantes de Branscombe, que vieron cómo las costas del suroeste de Gran Bretaña se llenaban de containers.
Temían una inevitable marea negra, pero en su lugar comenzaron a llegar carísimas motos BMW (18.000 dólares), lotes de piezas de recambio BMW (5.900), botas Timberland (240), botes de perfume L´Oréal (20), zapatillas Nike (120), madejas de lana, barrilitos de roble para vino (200), neumáticos, pañales, electrodomésticos, etc. Los precios en dólares los tomo del semanario Time.
Lo bueno del caso es que según la ley inglesa, todos estos productos procedentes de un naufragio, cuando llegan a la costa pertenecen a quien los recoja y ponga a buen recaudo, siempre y cuando los declaren a las autoridades y, en su momento, nadie los reclame. Y sólo los puede reclamar el legítimo dueño. O sea, prácticamente imposible o poco interesante. Nada rentable, desde luego.
Este accidente del `Napoli´ ha provocado grandes debates sobre la propiedad en el mar en un país de piratas. Gran Bretaña, como Ibiza, vive el mar desde un punto de vista muy fogoso. De ahí se ha pasado a discutir sobre el control económico de los puertos mayores del Planeta. Yo tan sólo me acordé de la película sobre los raqueros y de Formentera.

Publicado en Diario de Ibiza, 14 febrero, 2007.


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