domingo, julio 13, 2008

Vivir en Ibiza


¿Vive gente en Ibiza? ¿Hay una población
residente estable y fija? Estas son
preguntas que la ciencia trata de responder
desde hace cuatro mil años.
En verano ya no te encuentras a nadie,
porque la gente se vende por horas durante
seis meses y están esclavizados en
sus recintos.
Y en invierno tampoco te encuentras
a nadie, porque todo aquel que puede
sale pitando de la isla.
Y sin embargo se sigue construyendo
furiosamente. Aunque sobren miles y miles
de plazas. Construir es el negocio,
pero no existe construcción sin destrucción.
‘Ibiza ha perdido el aura’ escribí yo
hace unos años. En 1980 acuñé la frase
o lema contrario: Pitiusas, islas mágicas.
Poco me duró la exaltación del espíritu
mágico pitiuso. A comienzos de los 90
ya me di cuenta de que habíamos perdido
nuestra sombra, nuestra alma, nuestra
magia.
Ya está perdida.
Veo algunas cartas al director que todavía
advierten de los peligros. No, ya
no se perderá, ya se perdió hace lustros.
Hablan estos amigos de Ibiza del destrozo
visual y de la estética.
Pero no, amigos, no es sólo visual: es
real. No hay un solo pozo que no tenga
coliformes, esté asalitrado o le haya entrado
petróleo de una gasolinera. No se
puede aparcar en ningún sitio. No se cabe
en las playas.
Los precios son escandalosamente altos,
un robo descarado y a la vista de todos.
Se aprovecha la huelga para -¿todavía
más?- subirlos un quince por ciento.
Pero después tendrás problemas para
obtener un buen psiquiatra (cada vez hay
más demanda y no es ironía), un tratamiento
de radioterapia en la isla, una
cama en Can Misses para operarte…
Suponiendo que puedas pagar los costos
abrumadores, irás a Mallorca o a Valencia.
Soportarás viajes bajo el viento y
la lluvia, a veces huracanados.
Pasarás frío, miedo y soledad y te encontrarás
extraño cuando alguien te diga
que vives en el paraíso y que está lleno de
magia.
Y Palau alarmado porque no se sigue
construyendo. Por eso preguntaba: ¿Vive
gente en Ibiza? ¿Queda alguien ahí? ¿Nadie
contesta?

A Mariano Planells

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