miércoles, julio 09, 2008

No dispares plomo a estos dinosaurios

Una pareja de gaviotas en la foto de Julen Ansola.


Las gaviotas constituyen un problema en Ibiza y Formentera desde hace muchos años. Y se han probado varios métodos contra estos posibles descendientes de los primigenios dinosaurios: supongo que el más astuto -habida cuenta de que nos estamos enfrentando a un animal realmente muy inteligente y esto está constatado y aceptado- es el que afecta a sus mecanismos de reproducción. O sea, vaciando o inutilizando sus huevos, pero en ningún caso robándolos, pues las parejas vuelven a poner para restituir la descendencia malbaratada.
Otro sistema yo lo he oído en Ibiza, y creo que salió en las páginas del Diario, hace ya años: cazarlas a escopetazos.
Aparte de que Ibiza está podrida, contaminada y repleta de basuras de distinto nivel de peligrosidad, ya no se puede desperdiciar más plomo, un elemento altamente contaminante y que en muchas zonas húmedas ha quedado totalmente prohibido.
El hecho es que los perdigones de plomo no les hacen nada si las aciertas en un ángulo de inclinación poco propicio. Sólo en el caso poco probable de que el ave esté a contrapelo y el balín pueda perforarle la piel o la cabeza harás mella en ella. Si no, sale del paso mal que bien.
Las gaviotas son animales de batalla muy preparados para la supervivencia. Pueden nadar y pueden sumergirse, pueden volar distancias inimaginables. Y su piel parece hecha de la misma textura que la piel del diablo: es inexpugnable.
Son listas y están organizadas socialmente en estructuras complejas. Si deciden hacerse con un nicho ecológico atacan a sus víctimas con una ferocidad y constancia que rápidamente desarma cualquier resistencia. Es evidente que es un ave de gran éxito, en vista de la abrumadora nube que cubre el vertedero de Ibiza.
Pero, pásmense, no es el cálido animalillo que sale a recibir los barcos de pesca. Me entero de que pueden vivir tan tranquilas en el interior, en lagos y que incluso en el vertedero más importante de Madrid, las gaviotas se han enseñoreado del paisaje y no hay bicho que les tosa. Gaviotas en Madrid, me parece más un título para una obra de teatro de Fernando Arrabal.
Así comenzó a levantarse la alarma: cierra el vertedero mallorquín y al día siguiente el diario Levante anuncia que se refugiarán en Valencia, mientras el Diario de Ibiza avisa que pueden establecerse en Ibiza. Si es cierto que hay 30.000, ambos diarios (que pertenecen al mismo grupo editorial) tienen razón: habrá pajarracos para todos.

A Mariano Digital

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