sábado, septiembre 20, 2008

Pero la vida sigue


Cada día se construye una casa en Ibiza», decía el Diario (15-10-07) refiriéndose a los 450 inmuebles construidos en el año 2006. Gran parte de este demencial crecimiento se ubicó en el ayuntamiento de Vila, donde «se edificó para dar cabida a más de 5.500 personas en los dos últimos años, según el Colegio de Aparejadores».
Bueno, pues esta densidad es una buena razón para no vivir en Ibiza. Otra es la humedad de la ciudad. O el aislamiento inmisericorde. Y ahora sumemos los precios de la cesta de la compra y el aumento previsible de impuestos y de tasas... y sólo han pasado dos años de esta alocada actividad.
Parece como si el mundo se hubiera venido abajo. Pero no es cierto. Todavía se sigue construyendo. Ya no se construye una vivienda unifamiliar cada día, pero se construye una cada diez días, por un decir (no he hecho los números, o sea, no los conozco).
El hecho es que ya este mismo mes se ponen en funcionamiento otra vez las grúas y las plumas, las retroexcavadoras y los grandes camiones oruga.
De manera que no exageremos.
Claro que muchos miles de trabajadores se encontrarán sin trabajo. Si ya en agosto se han constatado niveles de desempleo como no se recuerdan hace 20 años, imaginemos con el gran recorte de diciembre y el cambio de año. No hay créditos. Se ha cortado el grifo a todos los niveles.
No sólo eso: es que se debe muchísimo dinero. No se trata de mirar siempre lo que hace Estados Unidos; hagan lo que hagan, España ha quedado seca y nadie nos presta. Se resiente toda la cadena productiva y el consumo llegará a mínimos.
Al menos Ibiza conserva un cierto sector del mercado, como es el de las viviendas de lujo. Habrá restauraciones, chapuzas, arreglos, pero dudo que esto sea suficiente para mantener el nivel de vida de la isla. Mucha gente abandonará de mala gana (o de buena gana) Ibiza y lo intentará en otra parte donde existan opciones más variadas.
Pero la vida sigue: en octubre y noviembre, cacahuetes, castañas, granadas, uva, y recogidos en casita. Quien pueda ayudar, hará mucha falta, porque los comedores de Cáritas estarán atiborrados.
Veo en televisión que Cáritas Madrid (como Ibiza) ya ha terminado todo el presupuesto del año a principios de septiembre.
No debe asustarnos aceptar la realidad: Cáritas servirá como siempre de amortiguador social, dando acceso a una comida caliente al día a gente menesterosa, que seremos muchos. De todas formas, la vida sigue y hay que aceptar las cosas con coraje positivo, con valentía. El mal tiempo siempre escampa.


A Mariano Digital

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