miércoles, septiembre 17, 2008

Grandes aptitudes, pero pésimas actitudes


No es un problema de salud ni de inteligencia: los alumnos pitiusos salen del instituto muy mal preparados. Los peores de Baleares son los de Ibiza y todavía imagino que los de Formentera son los más hacendosos.
Siempre que puedo lo digo y ya lo decía antes de tener la absoluta seguridad de que somos fenicios. El saber, la sabiduría, la preparación es el secreto de la supervivencia. Los fenicios antiguos lo sabían perfectamente. Y lo siguen sabiendo los judíos de hoy en todo el mundo. Vale mucho más tener una licenciatura o un doctorado en Física o en Música que un bloque de apartamentos.
Con un bloque de apartamentos no irás muy lejos si no cultivas tus herramientas (tu mente bien entrenada es una panoplia de herramientas, de armas, de instrumentos). Pero con una mente entrenada y preparada podrás conseguir cuantos bloques de apartamentos quieras, si éste es tu deseo.
Yo lo he visto siempre entre los payeses ibicencos, en general: tan pronto pueden, quieren que sus hijos estudien. Esto es muy de la madre judía: alentar a sus descendientes a una preparación exquisita y fecunda.
Somos fenicios, semitas. Antiguamente los fenicios llegaron a abarcar grandes cotas de poder sólo con sus conocimientos, que transmitían con moderación y prudencia solamente a sus círculos íntimos.
Los secretos fenicios fueron muy poderosos porque estudiaban hasta el último día de su vida: matemáticas, ciencia, grandes filósofos, artistas, navegantes, médicos. Que nadie se extrañe de esta fascinación que siente el payés ibicenco (al menos el de antes) ante alguien sabio en cualquier rama.
Los de hoy... Ibiza es desesperante también en esto. Muy malo el futuro en quien no sabe motivar a sus jóvenes y prepararlos. Pero Ibiza perdió el Norte en los años 70 y dejaron de admirar la ciencia, las artes y la creatividad para pasar a admirar a los zafios arrasadores del paisaje que llenaron la isla con urbanizaciones y hoteles que hoy nos avergüenzan.
Cuando el Ejército entregó el Castillo a nuestro ayuntamiento, el Diario iba preguntando a los lectores qué finalidad se podría dar a aquellas instalaciones. Yo siempre abogué por crear una gran universidad del Mediterráneo.
Eran los tiempos de Berkeley, de la antipsiquiatría, de las relaciones abiertas, del amor libre, de la cultura internacional, cosmopolita, accesible a todos. Iluso de mí... pero una vez más me adelanté. Ahora veo que hacen algo parecido en Santa Eulalia. Ya veremos qué consiguen porque no entiendo el proyecto.
Una isla destrozada por la droga, por un turismo abrasivo que lo está barriendo todo, una isla extraña. Buenas aptitudes, actitudes pésimas. Desmotivados, al borde de la depresión y sin autoestima. Lógico.




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