miércoles, octubre 15, 2014

Tiempo de granadas

El fenicio recibe con resignación las lluvias intensas y las primeras nieblas. Revolución en el ropero. La ropa huele a regreso inesperado. Y el púnico cae en la cuenta de que estamos llegando casi sigilosamente a los tiempos de granadas, Punica granatum. Otoño. Pensamiento.
Reflexión para repensar lo veraneado desde el punto de vista de los esclavos, no de los veraneantes. Piñones, nueces, castañas, avellanas, tardes oscuras y pajarillos que buscan un refugio de urgencia. El aire huele a invierno, la crisis nos sigue crujiendo. El fenicio se recrea porque la vida es circular y los problemas son más una obsesión que una carga. Un fardo que siempre regresa a nuestras vidas ahumadas. Y mientras desgrana una Punica granatum (usted ya puede imaginar porque se llama así: somos fenicios, cartagineses, púnicos, que en nuestro caso es lo mismo) ojea el panel de disparates, deseos y recreaciones que nos afectan:
Contra las abejas: La consejeria del Gobierno balear no ha encontrado o no ha buscado otra solución que la fumigación para erradicar o controlar a la voraz oruga procesionaria. La plaga sigue medrando, pero las abejas melíferas han sufrido una merma alarmante. ¿Cuántas veces habrá que pedirle sentido común al Govern y que proteja nuestras colmenas en vez de arrasarlas?
Nacras: Otro ser vivo maravilloso, un fenomenal indicador de la buena salud de la aguas, está siendo masacrado. Hace años que lo sabemos. La nacra, como tantos miles de peces y crustáceos, nace y se desarrolla bajo la protección de las praderas de posidonia. Pero ésta a su vez es arrancada de cuajo por el garreo de las anclas. Y la cadena de destrucción se extiende. Los efectos colaterales son inevitables. Decía el 20 de febrero de 2013: «En nuestras aguas no hay perlas, ya no quedan ni nacras, enclochas. Quedan muchas medusas en unas aguas no siempre muy plausibles».
El fenicio nada en un mar de desconciertos: ¿Quedará algo vivo en estas islas sin agua potable? Por cierto, la extracción de los bivalvos está prohibidísima.
Despilfarro: hay que limitar el despilfarro de las autonomías, titula un editorial de nuestro Diario. Lo suscribo, pero sé que es imposible y desde el primer momento quedó claro que estos engendros venían a resucitar el nefasto caciquismo local y a constituirse con el paso del tiempo en pequeños gobiernos o reinos de taifa. Mientras el bipartidismo se ha repartido la sabrosa tarta (PP, PSOE, IU junto con los diversos nacionalistas, sin olvidarse de los sindicatos) la situación parecía llevadera. No lo era, de hecho las autonomías son insostenibles y han sido financiadas –como todo– con emisiones de deuda, cada vez más gravosas para le economía nacional. Hasta el default inevitable. O sea, la quiebra final.
El fenicio se rasca la cabeza, desgrana un gajo de granada púnica y recuerda ahora la sentencia: Memento homo, quia pulvis es et in pulverem reverteris. En traducción libre, no hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo resista.
En Twitter: @MarianoPlanells