sábado, diciembre 22, 2012

Y ahora las cabras



Hoy toca hablar de las cabras, que en Baleares se empiezan a pegar una vida de relax y lujo sólo comparables a la de los toros bravos de lidia, que encima tienen el dorado privilegio de morir luchando con los cuernos puestos. 
Estas numerosas fincas mallorquinas que en el Llevant y en la Tramuntana cobijan considerables rebaños de cabras y de chivos, tienen la gran ventaja de estar a resguardo de los incendios si es que hay alguien que esté seguro frente a un rayo inoportuno o frente a un pirómano. Y encima venden el boc, chivo, como pieza cinegética. 

Cuando Ibiza vivió los dos feroces incendios de 2010 saqué enseguida el tema de los animales como limpiadores del bosque: mulos, ovejas y cabras. Me decanté por la cabra autóctona por razones obvias. No fue una ocurrencia improvisada ni original: hace décadas que se emplean en el bajo Pirineo, en Extremadura, Castilla, Andalucía rebaños de animales domésticos para apaciguar la fortaleza de la maleza, que en Ibiza toma dimensiones espeluznantes. Bien, veo que se ha dado un primer paso en el Ayuntamiento de Santa Eulalia. Sólo una franja de 30 metros en el Puig de sa Creu d´en Ribes y en el barrio de Can Guasch. 
No les defraudará el experimento –y no quiero meterme en cuestiones de dinero, pero no me gustan nada las cifras que estoy viendo en el Diario, pero en fin, todo se va perfilando– y muy pronto otras zonas reclamarán la presencia de unos mulos o de unos rebaños de cabras. Está bien si se toma como una orientación inicial, pero esto no es nada, una nimiedad. 

En Ibiza vamos tan lentos que esto es un no ir. No vamos a ninguna parte así. Hay que ponerse en serio a salvar la isla y cuando los mismos pastores vean el negocio (el queso de cabra es el mejor y el más demandado del mercado con diferencia) se organizarán en una gran cooperativa lechera o ganadera de la que extraerán enormes beneficios. Y como ocurre siempre en Ibiza no se descarta que vengan pastores pirata de fuera (lo digo en broma, pero no crean, los ibicencos estamos aplatanados).
He visto otras iniciativas todas muy respetables, como la importación de unas decenas de cabras suizas. Quizás producirán mucha leche, pero no le acabo de ver la gracia, teniendo las cabras pitiusas bien adaptadas al medio. Cada cual manda en lo suyo y admiro al empresario que lo ha hecho. Él sabrá. Pero yo hablo de ganadería extensiva, no intensiva. 
Y finalmente quiero acordarme de algunos políticos: ineptos, perezosos y mediocres y bastantes de ellos delincuentes. Qué gran negocio si pudiéramos prescindir de las autonomías y de varios ayuntamientos. Recuerdo que el mes de mayo la directora general del Medio Ambiente prometió reducir mucho la población de cabras de es Vedrà. ¿Ha cumplido? ¿Ustedes qué creen? Pero no ha cesado ni un céntimo el derroche. 
Conozco al menos a tres propietarios y estoy seguro de que no tendrían mayor inconveniente en retirar las cabras del islote. Favor a las cabras, beneficio de las plantas endémicas y sería un mérito de estos ocho propietarios que quizás piensen que las cabras velan por sus derechos de propiedad.