sábado, diciembre 08, 2012

No me controles



Cuando me enteré, leyendo el Diario del 27 de julio, que los taxis de Ibiza harían huelga el 1 de agosto y que pedían sólo un 20% de servicios mínimos, pensé: da lo mismo, aunque no hagan huelga no se encuentra ni un taxi en determinados momentos y sitios. Da igual, si no funcionan los taxistas corsarios siempre nos quedarán los amables taxistas pirata.

Después no hubo nada, porque en Ibiza no hay nada, nunca hay nada, cada cual va a su bola y a mí no me cuentes tu vida ni me controles. Por esto no le doy ninguna importancia a este leve aumento en la apertura de 216 empresas en agosto: son pequeñas, efímeras y temporeras, es decir, para cuatro meses.
Estos aumentos no significan nada y en Ibiza nadie quiere que nada signifique nada. Parece que estoy parodiando el poema de José Hierro, pero ni eso, nada de nada. Anda y apáñate.

El 28 de octubre me entero de otra cosa: «Los taxis de Ibiza no precintan sus taxímetros desde hace tres... años». Años. Es decir, los mismos taxistas que piden –como las discotecas, naturalmente, señor, no faltaba más, ¿necesita algo más el señor?– que la policía se ponga todo el día a perseguir a los taxistas piratas para que ellos puedan ponerse en huelga con mayor eficacia, resulta que no tienen tiempo o ganas de precintar los taxímetros.
Queda todo como las tetas de la duquesa: pendiente. Que penda, prenda.

Pasa casi lo mismo en casi todos los aspectos de la isla. Dícese que los buses no quieren ir a la Estación Cetis por la misma razón, para evitar los controles del número de viajeros. No lo sé. Lo dudo y no sé nada. Y lo que sé no es muy favorable a la estación.

¿Llamar a la policía? Sí, pero y ¿quién controla a la policía y al controlador de los controladores? ¿Nadie? ¿Nada? Porque la policía puede pasarse el día controlando, pero si no encuentra el apoyo de la superioridad y de los jueces, trabajan brindando al sol con sus tricornios. Imagino que ya están hartos, pero no lo sé.
¿Les faltará equipamiento? No creo. Tienen hasta sonómetros, lo que pasa es que no suenan y si suenan no los hacen servir.

San Antonio ha procedido a la aplicación del sonómetro, desplegando un equipo policial eficaz que ha puesto en grave peligro sus tímpanos. Lástima que solo haya hecho una medición en todo el año. Dudo que San José haya hecho muchas más. En cualquier caso existe una Ley desde el 2007 y para su cumplimiento hacen falta policías preparados.
Que sepan, pues, los miles de ibicencos afectados por el ruido, hasta el extremo de poner en peligro su salud, en manos de quiénes estamos. Tomen nota.

Los políticos o lo que sean tienen todo el invierno por delante. Los pinares crecen en silencio como poseídos por el demonio. La crisis aumenta. El ruido solo cesa cuando se van estos turistas miserables que nos han robado la isla.
Sin un poco de control poca isla nos queda y nada nos queda por hacer si no es largarse, pero tampoco estoy seguro.
No sé nada.