miércoles, diciembre 26, 2012

Artrosis, bien patrimonial


La analogía a veces nos ayuda a percibir la auténtica dimensión de un fenómeno. Si no conseguimos compararlas, no solemos dar importancia a las cosas, por mucha que la tengan o que les otorguemos.
Si les digo que de los 310 millones de habitantes de los Estados Unidos al menos 50 millones de adultos padecen artrosis o algún trastorno reumático severo, dudo que nos hagamos cargo de la auténtica carga que supone. Esto es una barbaridad y me gustaría ayudar a la querida doctora Ana Urruticoechea a divulgar entre los ibicencos la idea de que no somos un sitio especialmente atacado por la artrosis.

No nos comamos el tarro. Ibiza y Formentera tienen una prevalencia similar a la del resto de España. Cierto que la humedad puede ser causa de... dolor, pero el dolor no mata. En realidad, en mi caso no me duele en especial en días de humedad o de lluvias, sino unos días antes de que estalle la tormenta. Un artrítico atento sabe dos días antes o a veces más que «algo va a pasar» y no siempre es una precipitación. De hecho me encanta que llueva, me siento bien, encuentro mi sitio en mi espacio, me relajo y respiro optimismo.
Lo peor es cuando una baja presión comienza a invadir la isla, ensombrece el horizonte, pero no acaba de arrancar. Esto es lo peor. Quedan los dolores, pero no el beneficio vital del agua del cielo. No en vano las tormentas secas son temidas, entre otras cosas porque provocan muchos incendios forestales y causan daños.

La médica Urriticoechea (y otros) muestra una gran actividad divulgadora y supongo que investigadora y los pitiusos tenemos que agradecérselo. ¿Cómo habiendo tantísimo personal afectado por los dolores y deformaciones de la artrosis se sabe tan poco sobre el origen de la enfermedad? Para empezar, porque quizás no es una enfermedad, sino al menos 250 distintas, que tienen parecido similar al destrozo sobre las articulaciones y los huesos.
En Ibiza hay unos 34.000 afectados, en una población de 140.000 habitantes. Es mucho, demasiado, como son muchísimos los 2.500 pacientes de Formentera, en una población de 8.000 habitantes, más o menos. Uno de cada cuatro es una proporción altísima, sin duda.

Aunque hay muchas afecciones por causas inmunológicas, la más común es la artrosis. En mi caso, relacionada con la psoriasis, una enfermedad o disfunción que parece bastante extendida en las Pitiusas, según me explicó hace años el dermatólogo Rafael Tomás, quien por cierto también conoce Formentera. Mal asunto, mal rollo, pero aquí estamos, rellenando esta estadística que sonará muy próxima a casi todos los ibicencos. Y quien no tenga que espere.
Nos animan la atención y el cuidado, porque estos dolores son fieles, no te abandonan casi nunca. Son domeñables, desaparecen, pero irremisiblemente reaparecen. Mi padre la tuvo hasta que falleció, mi madre ya tiene 96 años y la soporta estoicamente. En tiempos tan banales y superficiales, casi da gusto saber que algo o alguien te será fiel hasta el último día de tu vida, los dolores, dolores artríticos.
De otra manera: el buen humor, aunque a veces es difícil, ayuda rebajar los achaques. Como dicen los británicos, don't lose your temper, no pierdas la calma.