miércoles, diciembre 12, 2012

La obstinación de los empresarios pitiusos



Un empresario, un autónomo, un emprendedor nunca duerme, solo descansa y con un ojo abierto. Ha de estar todo el año rumiando y buscando puntos débiles. Y en general los empresarios privados (sobre empresas públicas, mixtas o subvencionadas no vale la pena hablar, suelen ser garrapatas a la sombra de la ubre del poder, salvo raras excepciones) de Ibiza son buenos. La empresa privada ha hecho los deberes para salir adelante en esta extraña crisis, donde los peores tiros te vienen de la Administración, antaño derrochadora y hogaño requisatoria, y la prueba es que en Ibiza la empresa se va defendiendo.

No en seis meses, como se suele decir, sino en tres meses, los empresarios pitiusos han depurado gastos hasta lo indecible y han optimizado su gestión, a menudo echándole 15 horas diarias de media durante todo el verano.
A raíz de esta óptima gestión se da otro fenómeno: puede crecer la economía hasta cierto grado, pero no aumenta o incluso disminuye la contratación laboral. Esta paradoja ya ha sido estudiada en otros mercados y el jobless growth demuestra que quien ha hecho los deberes son los empresarios privados.
Quien no los ha hecho, no los hace ni, probablemente, los hará nunca es la Administración en cualquiera de su grados. El Estado, dicho sea genéricamente, es una auténtica rémora, una plaga que puede dejar la economía española a la puerta de aquellos años 40 de posguerra. No ha pasado lo peor.

Desde los ayuntamientos, siguiendo por las diputaciones, generalidades, consejos, cabildos, veguerías, hasta los gobiernos autonómicos y el Gobierno central, han dejado sentado que las instituciones son agencias de contratación. Y no contratan a cualquiera, sólo a los compadres, a los camaradas, a los compinches, a los conmilitones. Obviamente, la corrupción se extiende como una mancha de aceite por obra y desgracia de estos dos grandes partidos que han dejado España arrasada.

La gran culpa es del PSOE, con más de 20 años en el poder, pero el PP es culpable o cómplice en muchos aspectos. Por esto se habla de partitocracia o de la corrupción inducida por la maquinaria de los partidos, sin olvidarnos del peor engendro que floreció peligrosamente en los siglos XIX y XX: los nacionalismos. En España han mutado con otra especial peste hispana: los caciquismos del siglo XIX. Encantados con el nacionalismo.

En esta atmósfera, los empresarios de las Pitiusas se abstraen, se concentran y se dedican durante julio, agosto y septiembre a atesorar, a almacenar para pasar todo el año, que se hace muy largo a partir de enero.
Lo decían también los hoteleros, unos maestros del crecimiento sin crear empleo: la estacionalidad se agudiza. Ellos pueden optar por estos veranos intensivos y después aprovechar sus inversiones en otros puntos del Planeta. Los que nos quedamos aquí sabemos que hay pocas salidas para quien no tenga una especialización.

A Ibiza llegan avalanchas de remesas de parados cuyo valor profesional es casi cero, dicho sea con todos los respetos a la persona. La construcción ya no absorbe este tipo de trabajadores. Y las Pitiusas necesitan gente preparada, pero de verdad, y en todos los tramos: de la cocina a la alta dirección. El invierno es propicio para aprender. A ello.