sábado, abril 02, 2011

Los países emergentes pueden competir



La euforia turística desatada en Baleares responde a las claras perspectivas de mejora en diversos países emisores, como no, Gran Bretaña, Alemania, Francia... ¿Italia? Italia está en capilla, pero los italianos de Formentera siempre consiguen salir a flote, se calzan el pañuelo de colorines a la cabeza y llegan a la isla de las lagartijas.
El PP no ha tardado en reaccionar: que Tarrés no se atribuya los méritos de este auge de contrataciones, ya que la bonanza turística es coyuntural y no fruto del trabajo del Consejo de Ibiza (Consell de Eivissa). Muy cierto, dicho sea sin desmerecer los esfuerzos de algunos responsables turísticos; el trabajo no se discute, los resultados sí. Por mucha promoción que inyectemos en los medios europeos, llegamos a una cota en la que no se consiguen mayores éxitos. Hay que encontrar el punto óptimo, aunque los hoteleros pidan –qué casualidad, siempre lo mismo– más promoción.
La mejor promoción es que en Gran Bretaña y en Alemania funcione su economía, que no haya paro ni inflación a ser posible. Y esto acaba de demostrarse fehacientemente.
Los dos grandes países europeos, nuestros principales emisores, están mejorando comparativamente mucho más y a ritmo superior que la derrengada España, que está bajo el zapatón del disparatado Zapatero y de su mediocre equipo de economistas y de gobierno en general. Funciona el mercado de trabajo en Alemania y aumenta de manera inmediata y palpable el número de turistas.
Claro que también hemos contado con la inesperada y catalizadora ayuda de un verdulero tunecino al que la policía le incautó las verduras por enésima vez. Desesperado, no encontró mejor opción que rociarse con gasolina y prenderse fuego en la misma calle. Esta chispa, este chispita, ha hecho saltar a los Ben Alí, a los Mubaraks y el mismísimo Gadafi está muy pálido.
A veces, la gota que rebasa el vaso puede despertar la más incontrolable de las tormentas y ha ocurrido en el mundo árabe y en todo el Norte de África, donde varios países emergentes estaban ocupando un lugar interesante en el mercado turístico. Precisamente Túnez y Egipto son dos destinos muy apreciados, aunque por distintos motivos.
Ya vemos que en los últimos años vivimos con el alma en vilo. Una simple chispita, unas cenizas de un volcán, pueden hacer cambiar auténticas fortunas de bolsillo.
Los hoteleros ibicencos podrían dedicar un monumento a este Verdulero Desconocido de Túnez, que con su acto suicida desencadenó una reacción en cadena que se ha llevado por delante a varios dictadores y llenará Ibiza de turistas.
El día 22 de enero pasado los hoteleros de Ibiza admitían que la temporada sería mejor que la de 2011, pero alertaban de la competencia de Turquía y de Egipto. No habían empezado las revueltas todavía.
Pero tenían razón: con revueltas o sin revueltas, los países ribereños emergentes se llevarán su cupo de turistas y se reharán con prontitud. No nos quedemos embobados en un limbo de autocomplacencia.