sábado, enero 22, 2011

El único parador fenicio de España



En una encuesta que hizo el Diario en 1972 yo me opuse a construir un parador en el Castillo. Me decanté claramente por usar las instalaciones (las presentes o las futuras) para la cultura en sentido amplio: universidad internacional del Mediterráneo, centro de estudios marítimos, bibliotecas, museos, salas de arte y conferencias, foro estival para el reencuentro mundial de pintores, literatos, músicos, cineastas, escultores, diseñadores, arquitectos. En suma, el foro fenicio.
Por supuesto, en aquel momento nadie hizo caso, y ahora tampoco, mientras se construyen dos palacios de Congresos y otras tantas instalaciones dispersas sin mucho sentido. Esto y muchas otras cosas, algunas explicadas en el libro de Axel escrito a partir de sus notas y algunas aportaciones mías; esto y la explosión de droga y de discotecas me puso en claro que Ibiza no tiene remedio. Esto es un desastre y a veces pienso que intencionado pues así es muy rentable para unos cuantos, aunque crea torturas indecibles y desdoro para el resto de los habitantes, que es gente muy normal.
También sabíamos que bajo las ruinas del Castillo, de la Catedral y de todo el núcleo de Dalt Vila y aún más allá se extienden varias ciudades, con restos yuxtapuestos o reutilizados por las sucesivas épocas. Eso sí es una ciudad duradera: ha cambiado varias veces de dioses, pero no de sitio.
Pero siempre han permanecido en un sustrato humano, cultural y tecnológico los viejos fenicios o púnicos. No se han volatilizado, nadie los ha abducido y los ha trasladado a Saturno. Nadie los mató a todos, nadie los exterminó, porque lo más valioso de una isla conquistada o de una zona son sus habitantes, que son su riqueza, su fuerza de trabajo. Los genes permanecen, se mezclan, se alternan, pero nadie desaparece: el mensaje profundo de los genes permanece ahí, patente o silente. Ahora han aparecido los restos de un templo y de recintos diversos de la primigenia ciudad fenicia. No han salido todos, naturalmente. Tiene que haber muchos más, incluso donde está la actual Catedral, en la plaza, etc.
Este descubrimiento (que no es tal, todas las ciudades que nos preceden siguen estando ahí) puede alegrarnos o puede deprimirnos. Si estuviéramos en manos sensatas, sensibles y prudentes podríamos dar saltos de alegría. Pero si van a acorralar esta joya en un recinto aislado, desprovisto de su contexto y dejado a la erosión más valdría que la taparan otra vez con morralla que no dañe la estructura para que pueda ser descubierta dentro de mil años por gente civilizada. Esta zona es de un valor incalculable y hay que sumarla a otros restos en Dalt Vila (y en la isla). Ibiza es única en el mundo. No por sus discotecas, sino por su singular valor arqueológico fenicio y púnico. Únicos en el mundo. Patrimonio de la Humanidad. Paradores los hay en cada provincia. Plazas hoteleras tenemos más de 150.000. Pero una ciudad fenicia casi entera sólo hay una de estas características en todo el Planeta. Ustedes verán.
Bien harían en «poner en valor», como dicen tontamente los políticos lo que de valor está sobrado. No cualquiera puede dormir en una habitación sobre un templo romano o fenicio. En cosas del pasado somos la élite: somos fenicios, lo sabe todo el mundo.