miércoles, marzo 04, 2009

Tesoros en las islas


Vamos a evitar la empalagosa visión de lo propio como una excelsa bendición de los benefactores dioses. No caigamos en la pretenciosa y untuosa mecánica de los pobres nacionalistas.Pero tampoco es malo de vez en cuando bañarse con una sesión de autoestima. Todos lo necesitamos, si no convertimos esta actitud en una creencia, en un argumentarlo para enfrentarse a los demás.Ibiza es maravillosa. Formentera es una joya. Lo son hoy, incluso en el lamentable estado en que las han dejado unas cuantas mafias conocidas y, en general, una actitud con imaginación y acomodaticia de una gran mayoría de afincados y de locales.Pero, entonces ¿qué podemos elegir como emblemas para mostrar a los rusos, a los europeos, a los japoneses para que vengan a pasarse una semana o una quincena en nuestras aguas?No parece fácil, aunque tampoco es una tarea imposible.Los lectores del Diario han ido eligiendo y los cinco puntos básicos de apoyo, o cinco tesoros irrepetibles han quedado ordenados así: es Vedrà, la gran pirámide histórica y patrimonial de Dalt Vila, las extensas praderas de Posidonia que bordean nuestras costas en las arenas y en los fondos rocosos, la extensa zona dunar y playera de ses Illetes, y por fin el baile payés, el baile de Ibiza, una reliquia que conserva en sus movimientos, música e indumentaria rasgos que se adentran a miles de años.Ibiza y Formentera son esto y son mucho más. Simplemente la luz incidente en las grandes zonas boscosas crea una luz iridiscente y aromática que no puede traducirse ni exportarse? todo el bosque bajo, los arbustos, todo ello es una exposición permanente y llena de sorpresas de endemismos florales mediterráneos.En Ibiza siempre hay flores. Cada época tiene su tono, su cromatismo. Siempre hay luz, incluso cuando está nublado. Y esto no lo cambia ni la grosera caja registradora de los destructores ni la corrupción imperante. Ni el cemento, ni las chimeneas industriales y sulfurosas.Esta belleza embelesa en la primera impresión. Cuando alguien percibe el placer insólito de poder descubrir Ibiza por vez primera en realidad recibe una dote especial. El umbral se satura con el tiempo, pero las Pitiusas son bellas objetivamente.Creo que fue Gertrude Stein quien le recomendó Deià (Mallorca) a Robert Graves con las siguientes palabras: «Es lo más parecido a un paraíso y serás feliz allá? si puedes soportarlo». La belleza de Ibiza tiene el reverso, como todo. Por eso yo convertí esta frase en un lema para desengañados: «Ibiza, más vale añorarla a tener que soportarla». Unas islas llenas de tesoros.