sábado, marzo 21, 2009

Hostelería, el arte de lo posible


La hostelería es una especialidad difícil, porque no sólo has de conocer los mecanismos propios de la profesión en sí -cosa bastante sencilla- sino las tendencias del gremio en general. Es decir, los movimientos de la competencia. Y prevenirlos es sumarse o por el contrario, tener que sufrirlos.
Y hay un tercer punto: para ser un buen hotelero habría que conocer los movimientos de la Bolsa, el crecimiento económico, la economía y la política de nuestro país, pero también del país que nos envía los turistas.
Empezamos de forma muy sencilla: la gestión directa del establecimiento; pero hemos ido complicando el trabajo a medida que ascendemos de nivel y ampliamos la boca del embudo para captar clientes del país emisor.
Ibiza ha visto dos cambios recientes muy importantes, pero en general, no está superando la prueba. Quien no se adapte a Internet quedará fuera del mercado, se dijo. Otro: los vuelos de bajo coste. Su éxito es tan abrumador que ya es imposible imaginarse el turismo de Ibiza sin estos vuelos que ya significan casi el 50% del total.
Y no obstante no funcionamos. En los últimos años hemos visto que los hoteles ya ofrecen el Todo Incluido en julio y agosto. Basta leer las páginas del Diario para ver que la crisis en la hostelería no ha llegado en 2009. Venimos arrastrando una situación anómala desde hace muchos años, hasta el punto en que hoy la planta hotelera de Ibiza es la de peor calidad de Baleares.
En 2009 piden rebaja de impuestos, sufren rebaja de precios y deben doblegarse vendiendo Todo Incluido. Cada vez piden y reciben más ayudas públicas. Y aun así, esta temporada será un fracaso histórico porque como dijo Antich vendrá el mismo número de turistas, pero gastará mucho menos. Y lo que es peor, lo poco que gaste lo hará en cotos cerrados, con lo cual puede predecirse una caída en picado de la oferta complementaria: antes de septiembre habrán cerrado centenares, quizás miles de pequeños negocios.
En todo el mundo y en España se están imponiendo los hoteles de bajo coste, que es casi lo contrario al Todo Incluido. Los Easy ofrecen una habitación limpia, una toalla, una barra de jabón y papel higiénico. Todo lo demás hay que ir pagándolo a tocateja. Pues bien, ésta sería una aportación en Ibiza si se consiguiera que el Todo Incluido emigrara al Caribe, de donde jamás debiera de haber salido.
Las soluciones son difíciles, porque no se pueden dar globalmente. Debiera haber una escala en la oferta y poder estirarla durante 6 o 7 meses al año. Sólo sabemos que si Ibiza no acaba con el Todo Incluido, éste acabará con la Ibiza que conocemos hoy. Quizás sería lo mejor, no lo sé.