sábado, marzo 07, 2009

Islas imaginarias, islas fabricadas


Entonces ¿qué vamos a hacer si el gran cambio climático nos roba terreno y el mar sube? En Ibiza lo tenemos bien, incluso podemos habitar en Es Vedrá, o en el Vedranell, pero otros tienen malas perspectivas.
Es cierto que algunos gobernantes de las islas Maldivas, un paraíso en el Índico, pero un paraíso casi a ras de mar y que quedará sepultado bajos las aguas, están gestionando la compra de grandes extensiones de terreno en la India y en Australia (lo tienen difícil con los australianos).
En tiempos no muy lejanos, cuando un autor necesitaba inventarse una isla lo hacía sin ningún problema: la isla de las morsas, de las moscas, de las sirenas, de las cabezas cortadas o la fantástica isla de San Brandán, en las Canarias.
Para todos ellos nació una moda en 1964 entre los diseñadores, ingenieros y arquitectos como Ron Herron, grupo Archigram. Se trata de diseñar ciudades flotantes, lo cual colmaría los deseos de los inventores de islas o solucionaría los problemas técnicos de inundaciones, terremotos u otras catástrofes.
Sinceramente ¿quién prestaría atención a estas cosas? Nadie, sólo un fenicio, que es gente prendada de la tecnología y de las aguas. El proyecto quedaría dormido, pero en 1990 Norman Nixon reflotó la idea, nunca mejor dicho: Freedom Ship.
La Barcaza de la Libertad nos interesa porque cabría toda Ibiza, cuando nuestra isla recupere la cordura y quede en los cien mil habitantes que jamás debiera haber sobrepasado. No es un barco, sino grandes plataformas articuladas (sí, recuerda los vagones de un tren TALGO) que navegan sin cesar por los océanos con todos los habitantes de Ibiza viviendo y trabajando en Neoibiza. Puede dar la vuelta al mundo cada tres años y goza de todos los servicios, incluso un aeropuerto. Los ibicencos, embrutecidos por el ruido del aeropuerto actual, no sabríamos conciliar el sueño en una relajante ciudad flotante silenciosa.
Me entusiasmó la idea (en mi blog he publicado fotos), pero sinceramente, aunque cupieran y caben todos los habitantes de las Maldivas, no le dí una valoración real, sólo como objeto de imaginación y ejercicio técnico de gran valor, pero teórico.
Era la segunda vez que cometía el mismo error, porque al cabo descubrí la Ciudad Nenúfar (Lilypad), mucho más estética, adornada de jardines, montañas, puertos y piscinas. Llega a recordar las ilustraciones de los fastuosos jardines de Babilonia que a menudo hemos visto en el cine. Así que desde los 60, en pleno hippismo, los diseñadores han concebido grandes ciudades no para huir del planeta, sino para quedarse, pero en zona húmeda. ¿Una locura o una genialidad? Yo me apunto, qué más da.

También puede consultarse:
 
Lilypad, un nenúfar flotando con 40.000 habitantes


Freedom Ship, ciudad flotando en los océanos