sábado, julio 26, 2014

No es contra la gente, es contra la conducta


No nos cansemos de recordar que el turismo juvenil es de una gran importancia para Ibiza y Formentera. No lo demonicemos por la conducta intolerable de una amplia minoría muy ruidosa, dada a las drogas fatales, al alcohol y otros excesos que nos dañan a todos. Por lo tanto, los responsables turísticos, políticos o no, no se enfrentan a la gente, sino a su conducta desmesurada durante al menos dos meses sin parar día y noche, 7/24. Tarjeta amarilla y para algunos roja, por su conducta intolerable.
Cuando un importante adalid del turismo balear como Escarrer (vicepresidente y CEO de Meliá Hotels International) publica en numerosos diarios sus impresiones sobre la materia y dice que ya es la hora de actuar, imagino que se refiere a esto: para ennoblecer y subir el listón de un destino turístico hay que deshacerse de las malas hierbas.Precisamente el grupo Meliá ha invertido unos 80 millones de euros en mejorar varios hoteles en la zona y sigue trabajando en las siguientes fases de embellecimiento... para que después unas cuantas hordas salvajes de británicos enloquecidos la emprendan a botellazos, peleas continuas, nido de prostitución, de ladrones, de camellos violentos que trapichean sus malditas drogas, concursos disparatados sobre sexo, etc.
Ha llegado la hora de actuar, no nos dejéis solos, escribe. No lo está, tiene a todo el establishment ansioso por cumplir sus deseos, tan sensatos. El problema es que tengo yo otro miedo: los turistas narcotizados que vayan echando de Magaluf vendrán a Ibiza. Fijo. Aquí siempre recogemos lo peor y lo ponemos en el escaparate. Si hacemos memoria y autocrítica podremos recordar que Ibiza es reacia a desvencijar ningún hotel, pensión u hostal por destrozado que esté. Ibiza ha sido durante diez años terreno abonado para un empresario desastroso y delincuente, como el catalán Ferré. Y otros. Tenemos numerosos hoteles en buenas condiciones, hay empresarios que han reinvertido una parte de los beneficios, pero en general, la planta hotelera de Ibiza, con sus 85.000 plazas hoteleras deja mucho que desear. Y en consecuencia, venden sus camas a quien las pague. El mercado británico es un valor seguro, de manera que Ibiza irá cediendo sus camas a los desaprensivos y gamberros británicos que vayan echando de Mallorca. En Salou y en Benidorm son más listos que nosotros: al menos venden sus plazas para las borracheras históricas de los estudiantes ingleses durante el invierno. Ibiza, que ha tocado fondo hace años, las vende en julio y agosto.
Por el mismo motivo las Pitiusas han ido recogiendo una inmensa morralla propensa al consumo abusivo de drogas químicas, en parte procedente de la nefasta 'ruta del bakalao' de Valencia. Allá les leyeron la cartilla hace años y ahora los tenemos cada verano en las Pitiusas. Lo que yo cuento lo sabe todo el mundo y nadie ha hecho nada ni hará nada.