sábado, marzo 29, 2014

Más sobre los islotes

Sa Coniera, en captura de Google Earth

Matutes tiene razón en una cosa: nadie puede discutirle el derecho de propiedad del islote sa Coniera. Yo no he visto la escritura, pero le creo, si él dice que es suyo, suyo sea. Pero esta circunstancia no tiene más recorrido. No es necesario ser abogado para distinguir entre propiedad y uso y entre uso y explotación. La Constitución, por encima de cualquier ley o reglamento le protege su derecho como propietario. Y nadie se lo discute. Ocurre lo mismo con un Ferrari o una Jaguar: se puede ser el propietario del coche, pero tal hecho no le permite circular a 250 km/h ni en dirección prohibida.
Por mucho que se retuerza el Plan de Ordenación de Recursos Naturales, ni el artículo 15 ni el plan rector pueden autorizarle a un uso industrial de esta joya ubicada en una Reserva Natural de especial protección. Ni en Ibiza ni en ningún lugar del mundo. Esta calificación ya le obliga por defecto a conservarla, es decir a no construirla, a dejarla tranquila y ni siquiera poner dos cabras o unas gallinas en la misma.
Cavilaba el tema cuando caí en la cuenta de que en es Vedrá siguen campando a sus altas (a sus anchas lo dudo) una docena o dos de cabritas. Es decir, los propietarios de es Vedrá –creo que son ocho, nada menos– están violando gravemente la ley de forma continuada al dedicar el islote protegido a su ganadería peculiar para uso y disfrute propios. Ignoro los daños ecológicos que ya han causado a los diversos endemismos, pero está claro que no dejarán ni un brote donde puedan llegar con sus poco selectivas mandíbulas. Hubo un plan del Govern para recapturarlas y asentarlas en tierra firme. O para guisarlas, cosa que ignoro. Pero creo que quedó varado en la palabrería hueca y el derroche propio del Pacte de Progrés.
Sea lo que sea, Matutes ha de cumplir la ley, aun cuando vemos el destrozo causado en Tagomago. Habrá gente más documentada que yo que nos pueda explicar cómo se ha permitido llegar a este extremo. Los daños pueden ser irreversibles, en estas Pitiusas que están demasiado cargadas de excepciones inexplicables. Me gustaría que alguien explicara públicamente por qué Tagomago ha sufrido este embate.
Y para acabar, me confundí en mi anterior artículo al añadir a s'Illa Murada en la lista de islotes construidos. No, este islote frente a Benirrás tiene restos de obras antiguas, pero no se ha edificado nada modernamente. Donde sí se ha hecho es en sa Ferradura, frente al puerto de San Miguel y de ahí la confusión.
Pero este tampoco es un islote propiamente dicho, sino una especie de farallón dentro del mar: está unido a tierra firme por una playa, imagino de conformación de relleno natural. La historia es muy extraña. En principio la construyó un catalán ­–ya ven, otro gran empresario ayudando a Ibiza– y sus herederos la vendieron a unos holandeses. Actualmente al parecer es propiedad de un potentado ruso y se sigue construyendo ahora mismo a todo ritmo. Y hasta aquí puedo contar, que cada cual vaya imaginando lo que quiera.