miércoles, marzo 05, 2014

Mucha prudencia ante un éxito abrumador

No hay dos sin tres, así que después de las deslumbrantes temporadas récord de 2012 y 2013 se espera un verano fuera de lo común. Las reservas están atiborradas en Baleares. No queda ni un catre libre. Las expectativas son extraordinarias, desde cualquier punto que se investigue. Lo son en Alemania, que refuerza aún más su presencia en Baleares (cuatro millones y medio el año pasado) y ya se ha recuperado bastante en Ibiza y Formentera (sobre todo en ésta última). Lo son incluso en Suecia, en Francia. Gran Bretaña, por supuesto.
Tenemos que aprovechar estas tres temporadas para consolidar nuestra industria, bastante averiada en los últimos dos lustros y debemos hacerlo antes de que puedan reaccionar los turcos y los griegos, quienes, por cierto, casi están regalando la estancia en instalaciones más modernas que las nuestras. En general. Pero en el turismo, como toda fuerza dinámica de la sociedad, mandan las tendencias y la conducta del consumidor puede manipularse y redirigirse... hasta cierto punto. Costará borrar de la mente de muchos rusos y europeos del Este las imágenes violentas y las expresiones racistas que ha venido emitiendo Atenas durante dos años al menos. Costará mucho a Turquía recuperar una imagen de Islam moderno y moderado, todo un oximoron de manual.
Baleares ha sido la gran beneficiada esta vez. No creo que exista ni un solo hotelero que ante el desaforado éxito de ocupación piense que es debido a lo guapos que somos y a lo bien que cantamos. Nosotros tenemos una potencia, una historia, una calidad, una seguridad, una garantía. Pero no nos bebamos la luna.
Podríamos imaginarnos el Archipiélago como un oasis exuberante rodeado de un desierto insalvable llamado España. Las Baleares y en general las zonas turísticas en mayor o menor grado, han sido beneficiados por la desgracia ajena. Me recuerda la economía de Ibiza, que se vio potenciada de alguna manera, por la virulencia prolongada de la I Guerra Mundial, lo cual requirió y facilitó muchas exportaciones pitiusas.
Hoy, en nuestro mundo específicamente turístico, vuelve a existir otra guerra mundial. Y siguiendo con el símil, ha venido a salvarnos de nuestra crisis, aquella monstruosa crisis que se negaba a aceptar aquel nefasto ZP y sus acólitos y palmeros, los nacionalistas. La nuestra comenzó en 2007 y cuando parecía que el fin de nuestro mundo estaba por llegar, los saharauis no soportaron más la violencia de Marruecos y lanzaron una insurrección en toda regla que sorprendió a todo el mundo (menos a España, donde ZP también trató de silenciarla). Esto fue en octubre de 2010 y según Chomsky fue el detonador de la primavera árabe que alcanzaría cotas inesperadas en Túnez, en diciembre de 2010. El efecto dominó hizo el resto y puso a gran parte del Mare Nostrum en pie de guerra, por una causa o por otras varias.
Acaba de tocar la lotería a Ibiza, a Baleares, a España. Las temporadas del año 12 y del 13 recogieron a todos los rebotados de la violencia o de la inseguridad mediterráneas. Nosotros ya somos mayorcitos. Podemos ignorar estas cosas o podemos tenerlas muy presentes. Pero es bueno recordar que ´gato escaldado, agua fría teme´. Los gatos no tienen un pelo de tontos.