miércoles, abril 02, 2014

Hoteleros en el punto de mira

La hostelería ha sido un buen negocio y quizás uno de los más antiguos del mundo, desde las hospederías o los albergues y si ibas con una esposa embarazada y no te aceptaban igual acababas durmiendo en el corral de los mulos, donde al menos una vez en la historia nació el mayor profeta, el mesías. Esto es señal de que –como la prostitución, igualmente añeja– suele ser un buen negocio. La hostelería da dinero y en lugares de intensa expansión temporera, como Ibiza, es un negocio astronómico. O en Canarias. Es difícil que un hostelero pierda dinero, a no ser en estas maravillosas casas rurales que solo llenan las habitaciones durante las fiestas del cerezo o en las del pueblo. Incluso así, pocos hoteles rurales cierran puertas.
En Ibiza el negocio es innegable y no lo digo para azuzar a los sindicalistas que se forran haciendo cursillos de formación. Es una gran verdad, los hoteleros de Ibiza ganan dinero para todo el año, para invertir en el Caribe y para emprender urbanizaciones y grupos de apartamentos sin cesar. Quien lea habitualmente las páginas del Diario habrá comprobado esta buena salud. Ibiza, Mallorca y Formentera son tres de los destinos nacionales con los precios hoteleros superiores a la media mundial (según el último Hotel Price Index, publicado por Hoteles.com).
Si nos ceñimos a índices nacionales, los hoteles de Ibiza siguen registrando la rentabilidad más alta de España. Los ingresos por habitación se situaron el pasado año en 81,9 euros, un 4% más que en 2012. En esta columnita fenicia lo hemos ido narrando de otra manera, al reconocer el extraordinario resurgimiento del turismo en los últimos tres años, desde aquel invierno de 2010 cuando los pueblos árabes ribereños iniciaron una cadena imparable de revueltas sociales, que en algunos casos culminó en guerra civil. Estos millones de turistas prestados han significado una inyección muy significativa de vitaminas para los hoteleros y para la sociedad entera.
Aurelio Vázquez, de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca, ha recordado la dinámica agónica de los últimos diez años y lo ha resumido en una frase magistral: «Del 2004 al 2012 Baleares ha necesitado un millón y medio de turistas más para mantener los mismos ingresos». Para unas islas frágiles como las Pitiusas esta situación es muy preocupante, porque cada vez hemos de gastar más recursos, energía, territorio para –simplemente– mantener el mismo nivel de ingresos.
Y cada vez se vive peor. Este hecho no puede ser ignorado por los sindicatos cursillistas, en un país donde hemos visto reducidos o congelados los salarios de todo el mundo. Nosotros no somos los culpables de los parados y no somos los responsables de inventar nuevos puestos de trabajo, ha venido a comentar Vázquez. Quizás sea verdad, pero sería muy de agradecer que los hoteleros contrataran generosamente. Ahora pueden.