miércoles, abril 23, 2014

La ubre en la ratonera

En Madrid y en Bruselas leen las cifras de facturación de algunas empresas privadas y piensan que los nativos y residentes nadamos en la abundancia, cuando es casi lo contrario, estamos en muchos casos en niveles mínimos de subsistencia. A esta imagen no le ayuda nada una ristra de políticos que se dedican a servir a su grupo o secta, en vez de pelarse los nudillos en las mesas de reuniones para defender al contribuyente. No nos sirven, nos usan y se ríen de nosotros. Literalmente.
Franco murió en 1975, la Constitución fue votada en 1978 y lo recuerdo porque ya hemos tenido tiempo de ir extrayendo conclusiones: la casta parasitaria se sirve de los votantes, para validar y convalidar para cuatro años su trabajo para el partido y sus necesidades. Solo en casos muy concretos donde puede peligrar la pesca de votos y en fechas muy señaladas se dignan a descender al nivel de la calle para bañarse en un populismo errático y exótico. Bueno, esto ya cada vez menos porque la gente suelen recibirles como se merecen.
El hecho es que Baleares proporcionalmente es la Comunidad española que más aporta al erario común y por contra la que menos recibe. Esto podría estar bien durante un bienio o de vez en cuando. No se entiende que esto se haya cronificado y lo que fue un feo gesto se haya convertido en una ley implícita a la hora de destruir y elaborar los presupuestos españoles. Somos la ubre de España, junto con Madrid.
En las Baleares somos ya un referente mundial, sentamos cátedra: en ningún sitio se ha tomado el pelo de tal manera a los ciudadanos ni durante tanto tiempo. Obsérvese la penalización que sufrimos las islas menores (Formentera, Ibiza y Menorca) también en el apartado de transportes. Nuestro discontinuo territorial es un sesgo sustancial que solo puede corregirse o compensarse –en ningún caso arreglarse, pues esto es imposible– mediante partidas económicas racionales.
Nunca tendremos la renfe ni las autovías peninsulares, pero al menos se debe facilitar a los residentes fijos la intercomunicación interinsular y el acceso a la península en términos que no nos sean tan gravosos y humillantes.
Un hecho: cada vez que hay un pico en la demanda de viajes, Menorca e Ibiza se convierten en una ratonera, donde ni pagando precios exorbitantes se encuentran billetes. La ubre enclaustrada en una ratonera. Las islas son una ratonera. En fechas normales dificulta y merma ingresos a los comercios y empresas de mantenimiento: barcos, puertos, apartamentos, mecánica, construcción, taxis, etc. facturan muy por debajo de lo que debieran porque muchos europeos no pueden o no se atreven a afrontar un maratón de escalas y unos precios de escándalo. Cuando un billete de ida y vuelta de Madrid a Londres puede salir por 57 euros, por poner un ejemplo. Dirán, pero este tema es muy viejo. Exacto. Otro problema que no se quiere solucionar porque alguien se está forrando con esta situación.