Lo podemos repetir hasta la saciedad, porque nos va la vida en ello y la salud de nuestras aguas y la salud de nuestros bosques: el año 2011 marcó un hito en la moderna historia de nuestras islas. Por tierra y por mar y quizás por aire. Por una parte, se puso en evidencia con abundancia de fotografías y vídeos publicados en numerosos periódicos y revistas que estos megayates que sestean por ses Illetes y otras calas de Ibiza no son inofensivos.
Muchas embarcaciones de todo tipo que surcan las aguas pitiusas no pierden ocasión de vaciar los tanques o las sentinas, provocando una mayor presión en un hábitat muy alterado al menos en los meses punta. Estos vertidos -tan voluntarios como dañinos- hay que sumarlos a otros más accidentales y a fondeos efímeros que al bajar el ancla a los fondos ocasionan, por simple fricción mecánica €los garreos ya famosos€ numerosos destrozos en las delicadas praderas de posidonia.
Nos extraña la poca diligencia del Govern en preservar estos espacios de vida, irreemplazables y de muy difícil recuperación por un crecimiento exageradamente lento de estas plantas. Podríamos decir que nos da igual lo que hagan en Mallorca, pero tampoco sería cierto. Tanto en Menorca como en Mallorca y en las Pitiusas se tiene que enfrentar con claridad este problema. No soporta más retrasos ni más medidas provisionales. No es un tema ideológico ni partidista: Ibiza y Formentera no pueden soportar esta presión brutal, estos miles de barcos, y no morir en el intento.
A Mallorca le pedimos amparo, menos holgazanería y más resultados. Y si no tienen dinero, empleen el ingenio, no el enchufismo bajo extrañas maniobras.
¿Qué decir de los bosques que ya no haya sido dicho? Nuestro Diario ha cumplido con creces, dando preferencia a la información y a la opinión sobre un tema que nos afecta. La isla de Ibiza está muy enferma, sufre una infestación de pinos que es perjudicial y que pone en peligro la supervivencia de todo el cuerpo ecológico. No se puede seguir cultivando esta salvaje incultura que presupone que conservar todo arbusto o árbol demuestra sensibilidad ecológica, cuando es todo lo contrario. La Naturaleza deja abiertas varias opciones y las diferentes plantas actúan según una estrategia de supervivencia y si no no hay suficiente espacio actúan en diferentes tiempos, una florece en abril, la otra en noviembre, etc.
El caso de los pinares es extremo, pero habitual en algunas zonas donde la acción del hombre rompe la cadena trófica o interactúa con excesiva agresividad, véanse por ejemplo los incendios forestales del Amazonas y las consecuencias que tienen y tendrán para la vida, para la vida del hombre incluida. Véanse nuestros bosques. En Ibiza no sabemos cómo ha actuado sobre el resto de la vegetación, aunque lo suponemos. Sabemos que la masa forestal es crítica y que tenemos que romper la línea de continuidad si no queremos sufrir heridas tan espantosas como las de 2011.
No puede servir de excusa la dificultad presupuestaria. Ya sabemos que hay poco dinero, pero ¿acaso no había sido siempre así? Entonces dejad en paz a los payeses y a los residentes para que corten y esponjen sin miramientos, aun siguiendo unas directrices generales. Nos va la piel a todos.