sábado, junio 23, 2012

Observatorio de verano


A menudo llega el desaliento y suele ocurrir en quienes ven la gravedad de un asunto y cuán lentas son las soluciones, si es que llegan. Es descorazonador ver cómo muchas situaciones inestables de las islas acaban cronificándose ante la impotencia de todos. No anima mucho ver la marcha de las obras del Parador. Es simple: ya de por sí es una obra complicada y los socialistas han vaciado de dinero todos los rincones donde pudieron hallarlo. Ahora hay mucha voluntad, pero no hay dinero y además la dirección general ha de optar por cambios estructurales, uno de ellos, decidirse por privatizar una parte de la red nacional de paradores, que bien dirigida es un negocio muy apetecible.
«Abriremos el Parador de Ibiza durante esta legislatura», dijo Isabel Borrego, ante la sonrisa de nuestra alcaldesa. Esta señora o cualquier otra pueden decir misa o cantar misa solemne. Los políticos nunca han sido fiables ni creíbles. Ahora mucho menos. Tampoco es para lanzar cohetes la situación de nuestros bosques. Ni lanzar cohetes ni encender hogueras. «Exactamente igual que hace un año», titulaba nuestro periódico. Sí y no. Es difícil de creer que quienes sintieron la calentita lengua de la atmósfera en el cogote no sientan escalofríos cuando recuerdan los incendios pavorosos de la primavera de 2011. Algo ha cambiado. Quienes tienen una casa o una finca saben que jamás en toda la historia de Ibiza habían concurrido tantas circunstancias favorables al fuego. Antes, Ibiza estaba protegida. Los payeses sabían cómo protegerse. Antes no existían los bomberos, en realidad no hacían falta. Pero nuestra Raquel Sánchez tiene razón si quiere decir que en las estructuras de poder –imprescindibles, al menos para coordinar, inducir o decidir en gente poco colaboradora– no se ha alcanzado una política aplicable y funcional para solventar la situación. Observatorio para este verano: el bosque sólo espera que le des una oportunidad para ponerse a arder. Hemos trabajado, pero no lo suficiente. Lo reconocen al menos, ¿cómo no?
Coordinar tantas pequeñas propiedades es un galimatías, pero no podemos perder el tiempo en diatribas. Se han aplicar desde el primer momento las distancias de las casas al bosque, se han de asegurar los caminos de paso. Se ha de hacer cuanto se pueda para poder atacar desde el principio cualquier conato. Y simplificar los trámites, me refiero al Consell. Admiro este intento de los 15 propietarios de San Juan por defender sus bosques. Mucho menos optimistas están quienes conocen la continuada agresión a las praderas de posidonia de nuestros litorales. Ni siquiera parece existir una conciencia clara sobre la importancia de estas plantas básicas para la calidad de nuestras aguas y unos enormes sumideros del monóxido de carbono atmosférico. Las actuales autoridades del Govern no parecen tomarse muy en serio la existencia de la posidonia, ni para qué sirve, ni parecen tomar nota de los informes alarmantes sobre los destrozos que causan –mecánicamente, por el simple vaivén del garreo de las anclas– los megayates. Además, existen otros factores que erosionan la salud de estas maravillosas y saludables plantas: la contaminación química, los nutrientes, los vertidos, los emisarios submarinos mal mantenidos y otras múltiples causas de agresión. Atentos, pues este verano. Observemos y demos noticia.