No tenemos que perder ni una sola oportunidad de quemar opciones para el futuro de las islas. No podemos perder ni una sola ocasión de ayudar a algunos intereses privados –tampoco muy claros ni aclarables– sacrificando la realidad económica de los ibicencos, que somos cada vez más pobres.
¿Dónde está escrito que el Partido Popular cada vez que manda tenga que convertirse en una empresa inmobiliaria o en una oficina promotora de grandes proyectos que, a la larga y a medio plazo hunden cada vez más a Ibiza en el fango?
Todavía no estamos repuestos de la barbaridad de las autopistas, que han dejado Ibiza en una curiosa agonía, aparte de las deudas, y ya los más jóvenes –la nueva generación que debiera sacarnos del marasmo y el sectarismo en el que tanto se han recreado los nacional-socialistas cuando han gobernado– nos anuncian los campos de golf de dos en dos. Así como los puertos deportivos.
Los campos de golf no arreglan nada y ustedes lo saben. Los campos de golf de toda España han estado vacíos y lo siguen estando, a excepción de unos pocos meses al año. Los puertos deportivos de Ibiza contaminan, destrozan y a pesar de todo siguen estando vacíos. Sobran plazas. Sólo durante 2 meses la isla está rebosante.
¿Y para que dos o tres concesionarias se forren con unos precios prohibitivos –que tampoco bajarían aunque aumentaran el número de amarres– tenemos que soportar los ibicencos todo este destrozo, contaminación, molestias, tráfico marítimo infernal y durante todo el año?
Es un asunto poco opinable. Los hechos son tozudos y son los que son. Ni los puertos deportivos ni los campos de golf significarán ni una sola mejora para los ibicencos. Y es muy probable que signifiquen más deterioro.
Partido Popular: ¿Ustedes gobiernan para dos o tres empresas o para todos los ibicencos? (Lo mismo se les podría preguntar a los socialistas).
Además, cuando dicen campos de golf quieren decir urbanizaciones. No van a por ningún campo deportivo, van a por levantar centenares de nuevos apartamentos, pero esto en toda la isla. El desmadre que se avecina puede ser definitivamente el final turístico de Ibiza. El turismo es lo único que nos interesa. Ni el ´todo incluido´ ni las discotecas al aire libre ni más puertos deportivos. Sólo el turismo normal.
Vicent Serra haría bien en recordar la pregunta del novicio al prior: «Padre, ¿se puede trabajar mientras se reza?» Hombre, no, el rezo es sagrado. Replica el novato: «Padre, ¿se puede rezar mientras se trabaja?» Hombre, esto claro que sí.
Los promotores pueden poner césped por todas partes, inventarse charcos y campitos de golf en sus horrorosas urbanizaciones vacías durante todo el año. Pero no pueden poner apartamentos en los verdes que se usen de coartada. O en su mínima expresión, como vestuarios, restaurante y poco más.
Ibiza ya está sobrada de todo menos de turistas. Y los pocos que vienen son secuestrados por algunos hoteleros (que ahora se convertirán en discotecas) y apenas dejan a Ibiza poco más que peleas, ingresos en urgencias y molestias. No por casualidad Ibiza es cada vez más pobre, aunque venga más morralla.
Y el PP lo sabe.