Tengo
una buena noticia: estos meses cumplo 40 años de periodismo. Comencé
opinando en Es Diari, después vino todo aquello y lo otro de más
allá y hoy sigo opinando en el Diario. Han pasado 40 años.
Por
ello yo debo hacerles a ustedes un pequeño regalo: voy a intentar
pintar de blanco lo oscuro y a poner un poco de optimismo donde hoy
tenemos tanta desgracia.
Resumido:
Ibiza es indestructible, aunque es machacable, mutilable, saturable,
incinerable, encimentable y tal y tal. Si después de 40 años con
todo lo que le han hecho seguimos vivos y seguimos aquí es que
estamos ante un axioma: la isla es indestructible.
Ha
perdido el aura, sí, se ha llenado de serpientes y otros bichos
ponzoñosos, pero aquí sigue, como una barcaza reumática burlando
temporales y piratas codiciosos. Son muchos los que han intentado
acabar con Ibiza, pero al final ha sido Ibiza quien ha fulminado a
sus enemigos.
Hoy
tiene una infestación parasitaria, que son los pinares salvajes que
han recobrado los campos antaño agrícolas. Bueno. Ya arderán estos
pinos. No quedará ni uno.
Hoy
tiene una monstruosa maquinaria capaz de alicatar las costas con
piezas de cemento y de baldosas imitación del granito, puertos
deportivos inútiles y carreteras de circunvalación que siempre
están reventando. Da lo mismo: estos paseos marítimos saltan por
los aires ante el menor embate equinoccial, que son los peores.
Tenemos
un turismo bronco, como los toros de los rodeos de Texas. De momento
los dominamos a base de química y si se ponen incontrolables siempre
podemos contratar a unos cuantos vaqueros charros de Salamanca (que
son los que enseñaron a los mejicanos y éstos a los tejanos) para
que les tiren el lazo y los vayan amontonando en un autobús.
Pero
hoy se cierne una oscura sombra tormentosa sobre nuestra isla: y no
me refiero al señor de los anillos, de los campos de golf ni de los
puertos deportivos.
Me
refiero a las más que seguras extracciones de petróleo en la
plataforma del Golfo de Valencia, en pleno Mar Balear.
No
diga mar de Valencia, eso no existe. Existe el Mar Balear, mientras
Cataluña no nos lo quite, que ya lo está intentado.
Leo
en el Diario una página entera en la que organismos políticos,
instituciones y partidos se muestran unidos, quien lo diría, para
oponerse a la búsqueda de petróleo cerca de la costa. Todos en
santa unión.
Por
una vez que no hace ninguna falta la unión, van y se unen. Quiero
decir que las prospecciones ya están hechas y las zonas de
extracción están delimitadas. Y las obras van a ir viento en popa a
toda mecha sin hacer ni puto caso a nadie. En Canarias y en el Mar
Balear las plataformas de extracción empezarán a funcionar muy
pronto. Y quizás ya hacen pruebas.
Pero
bueno ¿no había una buena noticia? ¿Cuál es la buena noticia del
40 aniversario?
Pues...
que no habrá accidentes, pero si los hubiera, Ibiza está protegida.
Es indestructible. Claro que tendré que explicarme mejor. Será un
placer.