Siempre nos quedará el turismo, o quizás no. Pobres de los españoles si tenemos que defendernos con la pesca, la minería, la agricultura, la industria o la actividad inmobiliaria. Lo hemos agotado todo, y el resto ha quedado inutilizado para siempre por unas negociaciones con la Unión Europea hechas con los pies. Algún día se publicará un estudio sobre la muerte de la economía española debido a una pésima negociación con Europa, culpa sobre todo del socialismo (trece años de felipismo, más ocho de zapaterismo: 21 años de derribo y de desplome) y en menor parte del PP.
Menos mal que nos quedará el turismo, decíamos, como si fuese un maná caído del cielo.
Pues no, también la política de ZP ha sido nefasta. Ya veremos cómo se recupera el mercado, cómo se renueva la planta hotelera y cómo se enfoca el turismo en los próximos diez años. Ya veremos.
De momento, el único que ha reaccionado –y en registro de promesa electoral– ha sido el PP, que ha prometido un IVA superreducido en el turismo, al menos en los servicios de alojamiento, transportes y restauración. Una medida que aliviará o aliviaría, pero que tampoco sería la panacea. Hay que ejecutar una auténtica batería de medidas conjuntamente y siempre bajo un prisma general de máxima protección del medio ambiente, de las aguas y de las costas.
El PSOE no ha demostrado ninguna sensibilidad especial en esta actividad. Falta ver si hay recambio de Gobierno y éste cumple lo prometido. No es necesario recordar la importancia del turismo, técnicamente una exportación, en el total de nuestro Producto Interior Bruto y como incentivador y creador de puestos de trabajo. Decir esto, a estas alturas, casi sonroja.
La gran potencia generadora de dinero tiene sus puntos débiles. El mismo Viernes Santo leo una noticia que habrá hecho estremecer a más de uno: el volcán de Islandia ha entrado en gran actividad nuevamente. Sí, nuestro amigo que paralizó casi toda la actividad de la aviación comercial en gran parte de Europa.
El caos que generó hace ahora justamente un año el volcán Eyjafjallajökull podría ser pequeño si los volcanes vecinos despiertan con toda su fiereza. De momento los técnicos han observado una reactivación.
El turismo, esta cosa que nos queda en el fondo del desván cuando ha fallado todo lo demás, ha conseguido alguna extrañas unanimidades y ha convocado presencias dispares, como la de Abel Matutes, convertido en un apóstol del ecologismo, o como Xico Tarrés, que pretende aparecer como un artífice de la mejora de la temporada, cuando el aumento de ocupación previsto afecta a toda la Península y a Canarias y cuando no parece que el gabinete de guerra de Tarrés tenga mucho que decidir en la guerra de Libia ni en las revueltas de Marruecos o de Egipto.
Sea lo que sea, el foco de todas las cámaras está apuntando al tan denostado turismo. No lo estropeemos más. Actuemos ante esta nueva oportunidad y hagamos oídos sordos ante los falsos profetas, los neófitos y los políticos que pretenden sacar tajada, sean del partido que sean.
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