miércoles, febrero 16, 2011

Energías limpias, energías guarras



El Mediterráneo no es solamente un mar sosegado donde se desperezan y broncean unos centenares de millones de turistas y de residentes. En realidad es un concurrido e inhóspito nudo de comunicaciones marítimas y, además, una amplia zona –peligrosa en muchos sentidos– vigilada por la Comunidad Europea (MTP): transportes peligrosos, sofisticado instrumental militar y bélico, zona de arriesgadas pesquerías, etc.
La comisión de vigilancia europea analiza desde el estrecho de Gibraltar, que es un centro neurálgico muy especial, hasta el estrecho del Bósforo, en la otra punta, y tiene localizadas y marcadas al menos sesenta zonas de actividad petrolera (y derivados) muy alta. No sólo son las refinerías y los oleoductos o gasoductos, o los nudos logísticos de gran tráfico marítimo, también se incluyen los pozos de petróleo marino. 

Es decir, quien piense que la placidez turística estival es la postal dominante es porque no conoce el Mediterráneo, un mar bastante más exigente, más incómodo y peligroso que el Golfo de México, donde el pozo de BP (´Deepwater Horizon´) ha causado la alarma mundial y cuantiosos destrozos económicos y ecológicos.
Las compañías de prospecciones internacionales saben que bajo el mar mediterráneo –lo pondremos como adjetivo en minúscula– hay inmensas bolsas de petróleo y por ello se aplican con sus mejores técnicos al cartografiado más secreto.

La empresa Cairn Energy, que se está centrando en la plataforma continental del golfo de Valencia, o sea en aguas del mar de Ibiza, no es la primera ni es la única, desde luego. Digamos que sólo en aguas de Italia se han perforado 1.653 pozos en los últimos 50 años.
Son obras que pueden causar enormes daños a los países ribereños mediterráneos, aunque muchos de ellos están inmersos en campañas de prospecciones intensivas, como es el caso de Marruecos en aguas de Gibraltar, la misma Argelia, Túnez, y Libia. Y por supuesto, la islita de Malta, que al parecer flota sobre una balsa de hidrocarburos.

Los 6 campos de Tarragona son los más productivos de toda España y son infinitamente menores que los de Argelia, por ejemplo. Sin embargo, no hay bolsas pequeñas si son técnicamente extraíbles y amortizables.
Los políticos valencianos saben que su comunidad apenas obtendría beneficios con estas extracciones y que, muy por al contrario, la alarma social les pasará factura si no actúan. Incluso el Partido Popular ha mostrado su oposición ante los proyectos de las petroleras que, de iniciar en firme la extracción, se llevarían el beneficio y dejarían los problemas en la región. Lo mismo para Ibiza. No se me ocurre ni un solo beneficio y sí dos peligros potenciales de enorme calado: una merma de la pesca y una frontal erosión de nuestro mercado turístico.
Pues bien, ellos siguen hurgando en nuestros fondos y lo hacen porque han encontrado petróleo. Justo ahora cuando nos pasamos universalmente a las energías limpias, ¿vamos a sufrir el último coletazo negro de este pestilente y valioso veneno?


MD