miércoles, diciembre 15, 2010

Qué nos quita el sueño a los pitiusos



A veces nos preguntamos qué cosas nos quitan el sueño. Ahora ya lo sabemos, gracias a esta encuesta de Gadeso a la que aludía en mi anterior artículo ´Políticos, cuanto más lejos mejor´.

Los baleáricos desconfían hasta tal punto de los partidos políticos, de los gobernantes y de los políticos en general que podríamos sustituir la palabra ´desconfianza´ por irritación. No es normal que suspendan todos, no se salva ni uno. No me extraña que Zapatero, un poco más alejado, rehúse sistemáticamente exhibirse en público.

Esta muestra de 900 consultados nos aclara cuáles son las principales preocupaciones de los ciudadanos.

A nadie le extrañará que el desempleo generalizado, el paro contumaz, sea la primera y más urgente de todas. Los habitantes del Archipiélago hemos pasado por varias crisis y percibimos, sabemos, que esta vez va muy en serio. Estamos en una auténtica trituradora que será durísima y duradera y lo sabemos sin que nadie nos lo cuente. Que nos digan los políticos todo lo contrario sólo acrecienta la irritación y la frustración. 

En este punto díganme si me equivoco, pero noto un escepticismo claro ante las tópicas soluciones que ofrece el PP (campos de golf, puertos, carreteras), precisamente porque los ibicencos recordamos la cantinela de los valedores de las autovías en 2005 y 2006. Nos tenían que afianzar en una isla equilibrada en su empleo. Las autovías han dejado miseria y paro, problemas técnicos casi irresolubles y una deuda espeluznante que tendremos que pagar cueste lo que cueste.

¿Y eso significa? Eso es, subidas de impuestos, más subidas, más tasas, más inflación. Todo esto lo sabe ya el ciudadano, sea de derechas o de izquierdas. Esta es su primera preocupación y me gustaría saber cómo se presentarán los políticos de Ibiza y Formentera durante los meses de marzo y abril para pedir el voto. Asesorar una de esas campañas sí que sería un difícil sudoku.

En segundo lugar nos preocupa la economía doméstica, imagino que incluyendo el pago de deudas astronómicas y de hipotecas firmadas en los años de efervescencia.

En tercer lugar se manifiestan abiertamente preocupados por la clase política y la corrupción, pero ya hemos visto que es una ansiedad subyacente en todos los aspectos de la sociedad.

Siguen los problemas derivados de la inmigración y el futuro de los hijos. No hace falta hilar muy fino para leer una formulación política de estas expectativas frustradas.

Existe un fenómeno paralelo y paradójico: cuantas menos salidas laborales se perfilan en el futuro inmediato, más aumentan las cargas impositivas y los costes de la insularidad, hechos ya de todos conocidos desde hace décadas. Y los políticos parecen más atentos a cuidar que las navieras no se resfríen a conseguir unos precios de fletes que sean lógicos y en consonancia con la zona europea que habitamos.

Y a eso tampoco dan salida los políticos de Ibiza, ni los de Mallorca. Ya todos intuimos que algo raro pasa. Todo lo que nos pasa en Baleares es muy raro. Por eso no queremos a los políticos, ni a los que van mojados ni a los que todavía no se han mojado.