La práctica totalidad de hoteles pitiusos están amortizados varias veces. Y los grupos de apartamentos. Se les ha ordeñado a conciencia. Pero ello no quita una larga secuencia de años muy críticos en los que hay que afinar mucho las fechas de apertura y de cierre y el contingente de personal.
Algún día haré un resumen de esta forma de contratar, que empezó dirigiéndose individualmente al cliente que, en compensación, repetía hotel año tras año. Se establecía una prolongada relación de amistad, pero esta forma de trabajar comenzó a evolucionar ya a principios de los ochenta: el hotel ofrecía menos servicios de comedor y las relaciones eran más impersonales.
Los 80 y siguientes fueron unos lustros de un turismo insoportable, juvenil y empastillado, sujeto a los mandatos caprichosos de unas cuantas –muy pocas– agencias. Se hizo tristemente famosa la 18-30, la Twentys y algunas otras... mandaba más el guía de los hooligans ingleses que el propio director del hotel, atado de pies y manos por contratos leoninos.
En San Antonio Abad (o Sant Antoni de Portmany) se llegó a unos 60 hoteles en los catálogos de los bárbaros del Norte. La imagen de la bahía, muy famosa entre los juveniles gamberros, pero por los suelos en el mercado internacional de la hostelería.
Todavía no se han librado de ellos, ni en Platja d´en Bossa tampoco. Pero al menos es cierto que existe una alternativa emprendida por esta generación de empresarios que ha confiado en la magia de la contratación previa por Internet y en las posibilidades del transporte accesible en los vuelos del low cost o de bajo precio.
Dedicado a estos empresarios voluntariosos escribí ´Vender Ibiza de otra manera´, para alentarles con un plus de confianza incluso en estos tiempos de crisis desmesurada. Porque todos sabemos que en el mundo del turismo lo que hoy es una firmeza inamovible, mañana puede ser una incertidumbre que nos llena de desasosiego.
Veremos si la disposición de vuelos en esta modalidad de bajo coste se afianza o se mantiene. Porque Internet no parece especialmente amenazado (hay quien dice que habrá sobrecargas o problemas en 2012 por las manchas solares). Aquí lo único amenazado es el bolsillo de los turistas, que ahora mismo observan este desbarajuste financiero a nivel europeo y que puede acabar por afectar a la economía real, o sea, al puesto de trabajo.
Y esto tendría repercusiones sobre el precio. Hace poco sabíamos dos cosas, que siete de cada diez turistas llegados lo hicieron en vuelos de low cost. Y que los hoteles llevan varios lustros bajando o congelando sus precios. No es un fenómeno exclusivo de Ibiza, es mundial. Se sigue viajando, pero se gasta bastante menos.
De ahí mi escepticismo cuando en la reciente feria de Londres se empezó a hablar de subir precios. Habrá que hilar muy fino y esperar hasta los últimos instantes. Yo ya no creo en subidas sensibles.