Muchas veces no entiendo alguna noticia, pero mucho más a menudo no consigo entender a aquellos que la difunden o que la generan, y en un caso muy concreto a lo que se denomina pomposamente ´la patronal´.
Ya les vale que pidan más mano abierta, más manga ancha en el Plan Territorial para poder seguir lo que ellos piensan que es un arma para el progreso: más obras, más licencias, más carreteras, campos de golf y muchos puertos.
Basta leer los resúmenes de prensa que dan los distintos centros de estudios y que publica Diario de Ibiza de forma muy esquemática.
Estamos en las mismas de siempre: cuando hacían las carreteras decían que eso daría trabajo a la isla. Las carreteras están casi hechas (a ver si pasará como con las murallas, que no se han terminado nunca y así llevan casi 500 años) pero el trabajo... ¿dónde está el trabajo?
Los gasolineros quieren más obras públicas para animar la venta de gasolina, pero no reparan –todos ellos– en que en los últimos diez años hemos más que duplicado el gasto de energía, la venta de carburantes, las licencias de obras, las matriculaciones de vehículos.... bueno, hemos doblado casi todo ¿y dónde está el trabajo?
No lo hay ni se le espera, porque se usan argumentos torticeros. Este no es el sistema de equilibrar una sociedad que vive del turismo, de la venta de su belleza, no de la construcción. Los ibicencos no vivimos de las grandes obras que tanto gustan a los especuladores (que desde luego, salvo excepción, no son ni ibicencos; o sea estamos en un desastroso circuito de especulación).
Los ibicencos vivimos del turismo, no de las discotecas. No de la construcción y menos en un territorio limitado y con los recursos exhaustos. Ni siquiera vivimos de todo tipo de turismo: hay una peste de turismo que sólo viene a vandalizar Ibiza, a drogarse y a romperse y a lanzarse por el balcón, por decirlo gráficamente. Esto es un turismo de capa caída, como es obvio. Es un turismo en caída libre, dicho sea con crudeza.
Bien, salen los hoteleros muy contentos porque han encontrado una solución para contener el lanzamiento del inglés por el balcón; van y lo explican a la prensa: pedir que los políticos hagan un vídeo explicando que lanzarse desde un tercer piso daña seriamente la salud.
Esto es genial: en vez de hacer estas autovías cargadas de zanjas y túneles ¿por qué no hicieron un vídeo explicando que conducir drogado y borracho puede ocasionar graves pérdidas en la salud?
Los políticos están encantados. Siempre que puedan derrochar dinero del contribuyente, encargar folletos, mover el presupuesto (y ya sabemos ahora casi todos por qué es así, lo sabemos o lo imaginamos)... corren como locos a imprimir material prescindible.
El vídeo será la confirmación de que Ibiza es un sitio perfecto para hacer balconing (cuando en realidad parece que en Ibiza no hay tantos estrellados contra el suelo) con un atractivo efecto de llamada. Es decir, el vídeo conseguirá el efecto contrario al perseguido.