sábado, julio 10, 2010

Locos por exprimir al turista


Locos por ordeñar el poco dinero que maneje el turista. Los monederos cerrados y bien blindados se han acabado. Quien quiera seguir haciendo el turista tendrá que ir pagando tasas, sobreprecios, añadidos, más IVA, suplementos sin fin... no bromeo.
Comprendo que en las Pitiusas apretemos un poco en el zénit de la temporada: julio y agosto se convierte en una ratonera para el turista, acuciado por la sed y el cansancio, por el calor y la humedad de Ibiza.
Hasta 6 euros por un botellín de agua de un quinto. Etcétera.
Pero he mirado un poco y no somos los únicos en aplicar tasas especiales o ecotasas, aunque no son tales y de fines ecológicos tienen poco. Hablando de fines, podemos establecer una ley turística que se cumple inexorablemente: el consumidor final siempre y en todo lugar será minuciosamente puteado (ordeñado) y ello cada vez más y sin sentimiento de piedad ni de culpa por parte del recaudador.
¿Qué ocurre? Pues... que consumidores finales lo somos todos.
Y tenemos que pagar el derroche, la corrupción y el choriceo de la casta de los políticos. Por ejemplo, Berlusconi no ha tenido empacho alguno en implantar una ecotasa a todo turista que pernocte en Roma. Diez euros por estancia (no por noche) y por turista.
La misma Alemania ha impuesto una ecotasa aérea que se supone recaudará una suma final astronómica. Para que me los ordeñen en España o en Italia, ya les saco yo la pasta, habrá pensado Angela Merkel, más dura que el acero. Pero esta ecotasa preocupa mucho a las autoridades mallorquinas y afectará al turismo alemán.
Incluso Joan Gaspart en la grisácea Barcelona se plantea poner una ecotasa con el fin de recaudar unos 20 millones de euros. Por supuesto, se extenderá por toda Cataluña. Hay que pagar los desastrosos políticos nacionalistas que han llevado a la ruina a aquella bella comarca española.
Los baleáricos no podemos reírnos ni quejarnos, pues tuvimos y mantuvimos una polémica ecotasa desde mayo del 2001 hasta octubre del 2003. De hecho nos hicimos tristemente famosos en toda Europa ante este suplemento que simplemente acabó complementando el derroche de unos políticos ineptos y viciosos.
El origen de la ecotasa se retrotrae a los tiempos de Cañellas, pero el poderoso lobby hotelero se negó en redondo a establecerla y aplicarla. El tiempo les dio la razón.
Ya hace tiempo que me niego y soy escéptico ante la voracidad de los políticos, que de todos modos no suelen practicar la sobriedad ni mucho menos la austeridad en sus propias filas.
Así que el consumidor hará muy bien si deja de ir a Roma o a cualquier comunidad o región donde se le pretenda exprimir más de la cuenta. Por lo general muchos aeropuertos de todo el mundo ya aplican una tasa especial, pero suele ser de un dólar o una cantidad parecida.
Turista, oh paquete baqueteado, ser implume y objetivo de los políticos codiciosos, rebélate. Estate quieto en casa. Vota con tu dinero.