Las leyendas de procedencia pagana y arcaica suelen fascinar a los viajeros y recién llegados a la isla, pero son eso mismo y no son otra cosa, leyendas. A principios de los años 80 procuré reunirlas todas y a algunas incluso las adorné pero con un sentido lúdico y figurado, de esa manera las revitalicé en mi ´Diccionario de Secretos de Ibiza´ . Hasta tal punto que mucha gente prefirió rendirse al romanticismo antes que al realismo y tomaron por ciertas muchas supersticiones que yo sólo presentaba como un modelo de imaginación rural o de filtración histórica curiosa.
Ninguna leyenda ha arraigado tanto como la que da por cierta la inexistencia de animales ponzoñosos en Ibosim. Esto no puede ser cierto –lo habré explicado cien veces– cuando a la pobre isla de Formentera la cargaron con la fama simétricamente contraria, la de isla de las serpientes, Serpentaria. Por cierto, la serpentaria no es Formentera sino una planta con propiedades demostradas contra los calambres y contra el reuma. ¿Cómo va estar despoblada de serpientes Ibiza y en cambio va a estar repleta Formentera, siendo de hecho –morfológica y geológicamente– la misma isla?
En Ibiza no había serpientes porque los depredadores las habían exterminado, no por refracciones mágicas ni por la calidad vermífuga del terreno.
Las supersticiones, las religiones están muy bien en su sitio, pero no en el ámbito de la ciencia, que se basa en hechos y datos empíricos contrastables. La prueba la tenemos ahora: Ibiza se ha llenado de bichejos y de plantas venenosas, que medran y se reproducen con una sorprendente fecundidad. Las especies exóticas introducidas en un nicho ecológico inexplorado suelen obtener resultados imprevistos. Las culebras y las serpientes viven la mar de felices en Ibiza.
En las Pitiusas, los peces, las algas, las serpientes, y por supuesto las panteras, no tienen casi ningún enemigo natural, que se sepa (aunque con el tiempo necesario les saldrán). Las algas introducidas, al menos dos (la racimosa y la taxifolia) se superponen a nuestras praderas de Posidonia y van colonizando el espacio, la luz y el oxígeno. Y se desenvuelven con gran velocidad porque ningún pez ni ser vivo las neutraliza. El desequilibrio está asegurado.
¿He dicho panteras? Cualquier animalada es posible en Ibiza, donde gente sin excesivos escrúpulos se rodea de tejones, hurones, mapaches, y según he leído incluso una pantera. El problema es que se le ha escapado y ha tenido o sigue teniendo entretenida a la Policía tras su pista. En estos casos, aparte de la multa, le pasaría una una buena factura al desaprensivo que maneja estos animales. Ignoro la legislación, pero si para tener un perro te piden todo tipo de documentación no quiero imaginar para traerme a Ibiza un guepardo o un tiranosaurus rex.
En cualquier caso esta profusión de animales exóticos tan hambrientos cuando ven las especies autóctonas sólo nos sirve para prolongar la convicción de que en Ibiza sale gratis cualquier barrabasada y que la isla está sufriendo una presión brutal en todos los órdenes desde hace unas décadas.