sábado, diciembre 22, 2007

La diáspora de los psiquiatras

No me ha sorprendido nada la primera página del Diario de Ibiza anunciando la salida o la estampida de psiquiatras hacia otras tierras más acogedoras.
Por prudencia y por delicadeza no entraré en las cuestiones técnicas que pueden haberles afectado, incluso motivado a hacer mudanza. Conozco ya tantos casos, a lo largo del tiempo, que casi no necesito saber los detalles.
En realidad, el magnetismo de Ibiza de cara a los funcionarios españoles viene de los años 70, de mediados. Entonces, unos cuantos (yo también) empezamos una labor de mitificación de la isla que reflejamos en películas, documentales, reportajes, libros, conferencias, entrevistas en TV... Ibiza aparecía como una Arcadia feliz, era ya como la última frontera, donde cualquier persona insatisfecha podía realizar sus sueños, porque aquí las cosas eran muy accesibles (en precio y en distancias), la gente era muy amable y risueña, era abierta, cordial y muy tolerante.
Algunos hablaban incluso de un nuevo modelo de sociedad cosmopolita, en la cual se experimentaban nuevas pautas de comportamiento y de modos de vida.
Bueno, pues de todo esto, una leche.
Algo ya explico en mi último librito (creo que está agotado) `Los Límites del Paraíso´. Ah, pero ¿es que el paraíso tienen fronteras, tiene límites? Puedo asegurarte que sí. Ya en 1976, aquellos despreocupados hippies salieron de Ibiza en estampida.
En 1982 se da a conocer el sida (noticia muy importante para Ibiza: droga, homosexualidad, sexo libre) y aumenta la presión urbanística hasta el grado en que hoy, a comienzos del 2008, ya podemos dar por finiquitada la isla.
Yo viví a partir de 1976 la partida de muchos elefantes. Casi no lo entendía o me negaba a aceptarlo, porque ya estaba obligado a permanecer, y ya que no podía vencer al enemigo, me uní a él y comencé a publicar el Anuario, una empresa para mí titánica (publicidad, contactos, hígado) que casi acaba conmigo. Doce anuarios, doce años de mi vida.
No acabó conmigo, pero diez años después, a partir de 1992, Ibiza vuelve a vivir otra vuelva de tuerca, con la crisis desquiciante a la que nos condujo el Partido Socialista y la coyuntura.
Ibiza ya era dura, seca, huraña, carísima, saturada, problemática, violenta, parcialmente catalanizada y esterilizante para un profesional. De esta época viene el síndrome de los funcionarios: Ida y Vuelta. Apenas llegaba un juez, policía o técnico ya pedía el traslado. Podría seguir un buen rato...

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