jueves, diciembre 27, 2007

Cambios drásticos en el Mare Nostrum


Acabaré el año casi como lo empecé: hablando de los grandes cambios que se están operando en las cuencas del mar Mediterráneo. Todavía hay quien lo niega, pero la evolución climática del Mare Nostrum no es muy tranquilizadora.
Las cambios tienen lugar delante de nuestras narices y debido a sus mínimas variaciones en su devenir cíclico no podemos definirnos si estamos ante un cambio coyuntural propio de las oscilaciones de todo modelo dinámico, o bien si estamos ante algo más profundo, o sea cambios estructurales. O ante la ruptura del modelo.
En 1972 comencé a escribir de la contaminación mediterránea, pero yo creía que los grandes peligros nos sobrevendrían por razones físicas y mecánicas (accidentes de petroleros, destrozos de acuíferos, grandes aglomeraciones en las costas) o bien químicas (contaminación por productos diversos que llegan a la costa desde los afluentes fluviales o simplemente por la emisión de sustancias directamente).
Yo no podía suponer que la respuesta a la agresión no sería un mar huraño, oscuro y pestilente, sino un mar que ha disparado más arriba y nos ha herido de carambola: ha cambiado el clima global.
Ahora el mar, como parte de un todo sometido al desgaste, tiene sus propios brazos y puede llegar a donde quiera, y de hecho ya lo hace cada año en forma de riadas. Los científicos ya saben que las costosas riadas de Hungría, Alemania, Austria Suiza no son caprichos austrohúngaros, sino los coletazos del desequilibrio mediterráneo.
Y además, mientras dudamos con cara de pasmo, la evolución climática sigue a un ritmo vertiginoso. Dice Millán Millán que los cambios que se tenían previstos para dentro de cincuenta años ¡Ya están aquí!
Copio de un informe:
«En este sentido, Millán explicó que las precipitaciones en el Mediterráneo están controladas por el ascenso del aire marino sobre las cordilleras costeras y que, en un comportamiento natural, dicho ascenso genera lluvias veraniegas en forma de tormenta». Sin embargo, explicó que «los cambios en el uso del suelo, así como la emisión de gases contaminantes, están modificando los patrones de lluvia».
Bien. Ahora ya sabemos que estas erosionantes tormentas llegan de forma errática y barren todo lo que encuentran a su paso.
Hemos perdido el ritmo natural de nuestros ciclos.
En Ibiza, Agustín Jansá, director del Centro Metereológico de Baleares, nos anunció una noticia poco grata: las temperaturas de Ibiza han duplicado la media anual. Y han bajado las lluvias, para mayor desgracia.

Regreso a Mariano Digital