sábado, marzo 16, 2013

El enemigo quizás está dentro


Recordemos que Mallorca es nuestra peor y más intensa competencia directa, un poco más incluso que Cataluña. Y Carlos Delgado es mallorquín antes que ministrín del Turismo del Govern balear. Es vulnerable, a pesar de su escopeta y de sus ritos iniciáticos cinegéticos. Ya saben: al cazador que cobra su primera pieza se le ponen las criadillas por corona, en un rito de sangre antiguo. 
Pero hasta aquí, sólo hasta aquí, señor Delgado. Ibiza no son los huevos de un ciervo y el turismo es nuestra única fuente de ingresos, con cien mil plazas hoteleras (Juanjo Riera me corrigió y lo dejamos en 80.000 si no recuerdo mal, pero...). Esto significa que el cargo de ministrín de Turismo es el más diplomático de todos y quizás el único que requiere un espíritu refinado capaz de hacer malabarismos entre Ibiza, Mallorca y Menorca, sin olvidar Formentera. 
Obviamente, Delgado, que alguna virtud tendrá, al menos virtudes preelectorales, porque una vez en el poder ha olvidado sus promesas, no dispone de estas cualidades, ni refinamiento ni quizás voluntad, esto ya no lo sé. Y sin embargo no dijo ninguna tontería cuando excusó la ausencia de alemanes en Ibiza: «se ha convertido en un destino caro» y defendió el éxito menorquín y mallorquín porque «ofrecen mayor diversidad de productos y no están centrados en el ocio nocturno, tienen menor estacionalidad y mejores precios».
 Pero, precisemos. A ver, que Ibiza es más cara en muchos aspectos es un dato objetivo y que el ocio nocturno acapara un altísimo porcentaje del dinero que llega a Ibiza es otra obviedad. Pero, por desgracia, Ibiza tiene en oferta otras opciones mucho más accesibles, como los paquetes del todo incluido y alojamientos bien de precio, en mayo y octubre. Que los tres meses punta sean caros me parece de lógica y, salvo las discotecas, dudo que sean más caros que sus equivalentes en Mallorca.
Sí, claro, hay más diversidad en la isla de Juan March, por algo es unas seis veces mayor que Ibiza y en habitantes unas 8 veces más (hablo a lo bruto, sin hacer números). Pero la explicación al fenómeno la di el mismo día que Delgado hacía estas declaraciones, en ´Se buscan alemanes y rusos desesperadamente´. Puedo darle detalles muy concretos, pero todos nos llevan a una competencia desleal de Mallorca con respecto a Ibiza. Y esto sí que es un problema y se agravará si Delgado no cambia de actitud. Aparte, es cierto que el alemán penaliza los destrozos paisajísticos. 
Quizás no sea toda la culpa del consejero, pero no es necesario añadir el escarnio sobre la desgracia. En dos palabras: los alemanes venden plazas a Mallorca y hasta que no esté todo vendido, no comienzan a mandar clientes a Ibiza, por aquel efecto rebose que expliqué. Y esto lo sabe todo el mundo. Otra cosa más alarmante: ¿Ha pensado alguien que, quizás, a los dos o tres grandes grupos hoteleros pitiusos no les interesan mucho las remesas de alemanes en mayo o en octubre?