Cuando en los años setenta encontraba algún nombre que hubiera visitado la isla, me ponía muy contento y solía publicarlo. ¿Qué otra cosa cabe en una mente juvenil que todavía creía en el efecto llamada y en la impregnación de la imagen?
Muchas de estas estancias eran breves visitas, a veces de uno o dos días, o mejor dicho, noches, porque venían a Ibiza precisamente por su cualidad de tierra incógnita, exenta de animales ponzoñosos como los paparazzi o las cámaras de la telebasura. La noche de Ibiza esconde grandes juergas con ninfas o con efebos y cascadas de alcohol destilado.
Diez años después, con la apertura del KU y el auge creciente del Pachá y Amnesia, las celebrities, socialités (VIPS les llamábamos entonces, very important person), los famosos llovieron del cielo, caían en manadas. En realidad había alguien que se encargaba de mandarlos para acá. Ahora, gente muy rica pero sin ningún peso específico, como Paris Hilton, van locos por dejarse fotografiar en la isla. O iban, porque suelen ser muy caprichosos.
Bueno, la lista de los que han visitado la isla sería enorme, pero intrascendente: gente banal, que usa la isla como trasfondo de moda, nombres huecos que no aportan nada a la humanidad, como no sea su belleza o sus millones.
Hoy, algunos periodistas, quizás arrastrados por esta vorágine onomástica y la embriaguez de la orgía de oropeles y piel bronceada, añaden a los visitantes con una facilidad pasmosa. Y lo que es peor, con efecto retroactivo.
Uno de mis juegos preferidos durante un tiempo, fue hacer una lista de artistas fallecidos antes de llegar a los 40 años: una barbaridad, una lista sin fin. Ahora voy a comenzar otro juego: ¿qué famosos no han estado ni visitado la isla?
Que yo sepa, claro, se admiten réplicas. Ni Jaime I El Conquistador, el Rei dom Jaume, ni su codicioso obispo Guillem de Montgrí estuvieron jamás. Menos probable aún es el pensador, científico, visionario Nostradamus, a quien algunos hippies macrobióticos y perroflautas mediterráneos atribuyen una profecía según la cual Ibiza queda exenta cuando llegue el fin del mundo. Ibiza, excedente de cupo, seguirá adelante, con sus discotecas y sus serpientes. La promoción turística en manos de Nostradamus, escribí en este Diario de Ibiza.
Ahora casi el mismo día me preguntan por Salvador Dalí, David Allen y Kevin Ayers. Estos dos últimos pasaron etapas largas en Deyá (Deià), Mallorca. Sin duda visitaron Ibiza, como otros tantos músicos, pero su sitio estaba en la isla hermana.
Dalí jamás estuvo en Ibiza, ni le interesaba lo más mínimo. La confusión quizás venga por las fotos del norteamericano Tony Keeler, que sí conoció al pintor español refugiado en Cadaqués. Yo mismo publiqué aquellas fotos en mi revista de imagen Ibiza In, por lo que deduzco que nace de ahí su confusión.
Por supuesto, un famoso que tampoco, es el incombustible Bob Dylan. Corto y cierro.