El aprendizaje del catalán se está desplomando en las
escuela de idiomas de Palma, imagino que tras la aprobación de la
reforma de la Ley de Función Pública y hasta me parece normal y
sano. Que lo aprenda quien lo necesite o a quien le guste conocer el
idioma, pero cada vez se hace más odiosa esta pulsión política de
cambiar las necesidades y utilidades de la sociedad por una peligrosa
ingeniería social que no conduce a ninguna parte, salvo a la
dilapidación de recursos y en último caso a un totalitarismo
político.
Por contra, la demanda de plazas para aprender ruso se
han disparado, literalmente. Por algo será. Estos datos tendrían
que hacer pensar a los testarudos mandarines del catalanismo: es
inútil dilapidar recursos económicos e intelectuales en empresas
que nadie demanda, aunque no admitirán estar equivocados, entre
otras razones porque tendrían que explicar por que se han preparado
a estos miles de licenciados en filología catalana. Es inexplicable
si no es a la luz de una gran operación de pancatalanizar las islas.
¿No es obvio?
Conozco los manidos tópicos sentimentaloides, el disco
rayado del recurso de la identidad y otras consignas que han dañado
seriamente a dos generaciones de baleáricos y probablemente de
catalanes. Allá ellos. Yo no compro esta mercancía, procuro no
perder ni un minuto más de la cuenta en sus asuntos ni entro en
polémicas vacías y obsesivas que sólo sirven para perder y hacer
perder el tiempo.
Aconsejo a mis amigos que tengan hijos en edad de
estudios que tomen buena nota del gran fracaso del catalanismo y usen
sus recursos en estudios más provechosos, siempre con amplias miras,
incluso geográficas. Un fracaso que se hará sangrante y muy penoso
de aquí a los próximos años.
Pero ya se sabe aquello: caer en un error no es grave,
lo grave es permanecer inmerso en él sin tomar medidas de
rectificación. Siempre se está a tiempo de rectificar. O no.
Fíjense que de pronto, en los últimos años, ha
entrado una prisa y unas ganas locas por estudiar idiomas. En
términos generales, el chino, el alemán y el ruso son muy
demandados en toda toda España. Me gustaría pensar que ello es
debido a una toma de conciencia global: tenemos que abrirnos,
trabajar fuera, aprender en distintos frentes y con varios idiomas.
Pero me temo que este aumento de peticiones de matriculaciones en las
escuelas de idiomas es debido, dicho con toda llaneza, a que en
España no hay trabajo ni lo habrá en mucho tiempo y los jóvenes
españoles más inquietos y más valientes quieren salir a trabajar
fuera. Así de simple, así de crudo.
No debe extrañarnos que releguen el catalán en pro del
ruso por ejemplo, y ya hablo de Baleares.
En la Escuela de Idiomas de Palma han visto asombrados
pasar de 86 demandas de plazas en 2011 a 334, un aumento del 288%. El
ruso llevaba diez años sin apenas despertar interés, pero ay, las
visitas de turistas rusos ha levantado la liebre; el chino sigue
boyante, el árabe a la baja y el catalán ha sufrido un auténtico
desplome.
Aunque en Ibiza todavía no ha incidido con plenitud la
llegada del turismo ruso. Pero ojo, está ahí, es potente y gasta
mucho. Habrá que amortizar el puerto ¿no?