miércoles, septiembre 08, 2010

Más cabras y menos alambradas


El fenicio se rasca la cabeza y lee con escepticismo estas entrevistas y chats donde los técnicos se felicitan a sí mismos y hablan del sueldo, de las horas extras... Le queda un sabor agridulce.
Respetando el trabajo de todos y de cualquier profesional, el fenicio piensa que en Ibiza haría falta más gente que trabajara conociendo el pasado, empleando técnicas avanzadas pero aportando matices y detalles de la astucia payesa. Y no lo acabo de ver. «Hablen con los payeses», me apunto al eslogan. Ahí está el meollo y espero que finalmente me haré entender.
No se puede coger el mapa de Ibiza, marcar las cotas y repartirse las zonas como si fuera un territorio plano como Holanda, porque esto no funciona. Tampoco sé si hubiera sido eficaz el líquido retardante, ante la infernal intensidad de las teas, de la brea, del pinar. Ante un pinar ibicenco encendido lo mejor es retirarse y confiar en el viento y los cortafuegos, al margen de los esfuerzos de los técnicos nunca desdeñables. Las piñetas salen expelidas a cientos de metros.
Por muchos técnicos del Ibanat y vigilantes –y por mucho o poco que cobren– que se pongan, la Ibiza forestal así ya no tiene arreglo. El fenicio ve con escepticismo la burocratización que para mover un simple pino te obliga a perder una mañana en el Consell ante técnicos que, a su parecer, cobran poco.
Las cabras serían mucho más eficaces, por poner un ejemplo chocante. Grandes rebaños de cabras ibicencas, autóctonas. Son bastante más eficaces que muchas campañas emprendidas de ´actuación selvícola´ (así hablan los técnicos). Digo las cabras y habrá otras cosas que presuntamente hagan atractivas y rentables las labores del bosque. Hay que reflexionarlo.
Pero hay problemas no pequeños: las alambradas, las tapias de bloques, los obstáculos de los mismos dueños de las casas, que pretendiendo una seguridad virtual, al tapiarse sólo se exponen a riesgos mayores o los aparcamientos salvajes.
El bosque de Ibiza está mal gestionado, ya digo, respetando el trabajo de los profesionales les queda mucho por aprender de Ibiza. Nadie irá voluntariamente a limpiar el bosque y tampoco lo conseguirán los empleados actuales por mucho que se les suba el sueldo. Ni con mil más. Las labores de desbrozamiento han de implicar a todos los habitantes del bosque, a los profesionales y muy especialmente a los ayuntamientos.
El fenicio estuvo en junio en Ibiza. Sólo de ver la densidad de vegetación de las cunetas se echó a temblar: año de incendios, pensó. Los caminos, las carreteras han de estar impecables. Cada vez hay más gasto, más personal, pero la isla está cada vez más sucia, más expuesta y peor gestionada. Que eso haga reflexionar a algunos.
Otra observación –que hice por cierto hace muchos años, cuando se prohibieron las tamborradas de Benirrás, ante el enfado de una periodista alemana, que viene a Ibiza a hacer la hippy los fines de semana– es la peculiar peligrosidad de los accesos. Estas calas se tendrían que cerrar al público hasta que no se habiliten parkings a precios populares y caminos alternativos, estrechos, pero bien cuidados. Podríamos seguir y debieran recogerse las sugerencias de los propietarios, pero con diligencia.