sábado, agosto 28, 2010

Cicatrices profundas

Todo lo demás son calores y desmayos: agosto nos pesará, pero llegaremos a la meta», decía yo en mis notas ´Metas y mitos del verano´ . Pero hombre, yo no contaba con nuestra propia torpeza, con nuestros descuidos y con nuestra inoperancia.
A pesar de todo, las cifras de ocupación son buenas, no así las del gasto turístico. Cuando digo a pesar de todo, me refiero a pesar de la crisis que nos ha dejado baldados, pero también de los chantajes continuados de los controladores españoles. Esto se llama dispararse un tiro en el propio pie.
Los españoles no necesitamos enemigos exteriores, aunque los tengamos. Los ibicencos tampoco, aunque los tengamos.
¿Contaba alguien en sufrir esta demencial huelga simulada de los controladores en pleno mes de julio-agosto? ¿Contaba alguien con este explosivo incendio en la zona más inaccesible y abrupta de la isla?
Claro que ambos casos tienen precedentes, pero uno cuenta con la suerte, la bonhomía de la gente y el sentido común, que pudiera recomendarnos prudencia, humildad y trabajo en tiempos de crisis muy profunda.
Los controladores llevan años a la greña. Uno agradecería que se homologaran con el resto de profesionales europeos y punto. El tema de los incendios ya es más complejo. El año anterior se quemó una amplia zona de Xarraca, que por fuerza habrá servido de cortafuegos del de Benirràs. Lo que no hace el trabajo programado y constante del Consell y ayuntamientos, los hace la devastación accidental o incidental.
Hace mucho tiempo que lo sé: Ibiza les viene grande a nuestros gobernantes. Podríamos poner cincuenta retenes más, ocho ayuntamientos más y otros cinco consells, pero no haríamos otra cosa que multiplicar la ineficacia y el derroche. Hace tiempo que he llegado a la conclusión de que la mejor política es que no haya políticos de por medio, o los menos posibles. Ni aumentar los funcionarios: tardan demasiado en llegar por aire, tierra o por mar. Lo único que ha funcionado con rapidez es la solidaridad improvisada de los particulares.
En un pinar cargado de resinas y de trementina (una bomba, una yesca y más en plena tarde de agosto) no se puede tardar una hora en actuar en serio por aire. Para entonces el fuego se ha hecho fuerte y devastará salvajemente lo que encuentre a su paso, ya digo, si hablamos de una tarde de agosto. ¿Se va a hacer algo al respecto? Dirán que sí, pero no, nada de nada. Todo seguirá igual.
Una pista: cualquier ibicenco sabe que los bosques de la isla han estado siempre poblados por fuegos. Mi propio padre hizo varios silos (sitges) en sa Marina d´en Cosmi, en plena exuberancia pinosa. Raramente hubo un incendio en los bosques de Ibiza. Existe un porqué. Los bosques estaban limpios, y eso era así porque se aprovechaban y porque el payés era una persona responsable. Abrían brechas, talaban los árboles justos, vigilaban durante más de 48 horas, desbrozaban, buscaban setas.
¿Hoy qué hay? Regulaciones, funcionarios, políticos y gente resentida, desde los hippies trogloditas a los damnificados por planes de ordenación. Y etcétera además.