Los primeros estudios científicos realizados sobre la erupción del volcán islandés Eyjafjallajoukull en abril de 2010 muestran que la columna de humo que llegó a cubrir Escocia tenía una cantidad «considerable» de partículas con carga eléctrica, confirma Efe. O sea, lo que sabíamos y viviremos durante todo el verano con la zozobra y el alma en un puño.
Decía Joan Mesquida en marzo que la crisis internacional ha aumentado el fenómeno de las reservas a última hora. Me parece que cuando lo dijo todavía no había entrado en erupción el volcán islandés, pero desde entonces la situación es mucho peor. Aquí se cerrarán miles de ventas seis horas antes de llegar a las sábanas del hotel.
Y además a precio de saldo. Amigos, quien quiera viajar tiene todo este año para aprovecharse: las agencias, los hoteles buscan turistas desesperadamente. Cunde la alarma general, pero también es cierto que las tarjetas de crédito están carbonizadas.
La hostelería de Ibiza nunca había vivido una etapa semejante y por mucho que estuviéramos avisados, duele la impotencia.
No vale la pena mirar hacia los políticos para que hagan más promoción. Jamás se había gastado tanto dinero del contribuyente en promocionar los hoteles extraños, extranjeros o del todo incluido. Los hoteleros han pedido demasiado, han pasado por unas décadas de vacas gordas y ahora se niegan a aceptar que ha llegado el final de una etapa.
No digo situación, sino etapa, que es mucho más largo y más estructural. Se ha terminado el turismo de masas como lo conocíamos en Ibiza desde 1975 en adelante. Se acabó.
Si los políticos consiguieran accesos y transportes como en Mallorca, Ibiza seguiría gestionando sus 80.000 plazas (en realidad son más de cien mil) con relativa comodidad durante los doce meses del año, pues una densidad demográfica como la de la isla ya es rentable siempre que haya movimiento y sólo habrá tránsito si se consiguen precios razonables, sobre todo en compañías como Acciona o Baleària. Eso ya es sabido, pero nadie reacciona. ¿Por qué?
Los precios de saldo en el turismo afectan a toda España y a ambos archipiélagos, el canario y el balear-pitiuso de forma remarcable.
La ocupación hotelera no pasa del 75% y los niveles de ingresos por habitación no superan los 51 euros de media. El destino español está ya en la cola de los países del Mediterráneo. Esta práctica de adquirir el vuelo en el último minuto está manteniendo vivo el turismo español y gran parte del pitiuso.
Los últimos datos dados por agencias de estadísticas oficiales sobre el gasto turístico confirman esta tendencia: vienen menos turistas, se quedan menos pernoctaciones y los que se quedan gastan sensiblemente menos.
En el caso de Ibiza hay factores distorsionantes o agravantes. El 20% de las plazas hoteleras disponibles corresponden al polémico grupo de Fernando Ferré, encausado por varios delitos.
Y además, casi un 30% del turista que llega lo hace en régimen de todo incluido. ¿No es normal que la oferta complementaria vea su final muy próximo?
Decía Joan Mesquida en marzo que la crisis internacional ha aumentado el fenómeno de las reservas a última hora. Me parece que cuando lo dijo todavía no había entrado en erupción el volcán islandés, pero desde entonces la situación es mucho peor. Aquí se cerrarán miles de ventas seis horas antes de llegar a las sábanas del hotel.
Y además a precio de saldo. Amigos, quien quiera viajar tiene todo este año para aprovecharse: las agencias, los hoteles buscan turistas desesperadamente. Cunde la alarma general, pero también es cierto que las tarjetas de crédito están carbonizadas.
La hostelería de Ibiza nunca había vivido una etapa semejante y por mucho que estuviéramos avisados, duele la impotencia.
No vale la pena mirar hacia los políticos para que hagan más promoción. Jamás se había gastado tanto dinero del contribuyente en promocionar los hoteles extraños, extranjeros o del todo incluido. Los hoteleros han pedido demasiado, han pasado por unas décadas de vacas gordas y ahora se niegan a aceptar que ha llegado el final de una etapa.
No digo situación, sino etapa, que es mucho más largo y más estructural. Se ha terminado el turismo de masas como lo conocíamos en Ibiza desde 1975 en adelante. Se acabó.
Si los políticos consiguieran accesos y transportes como en Mallorca, Ibiza seguiría gestionando sus 80.000 plazas (en realidad son más de cien mil) con relativa comodidad durante los doce meses del año, pues una densidad demográfica como la de la isla ya es rentable siempre que haya movimiento y sólo habrá tránsito si se consiguen precios razonables, sobre todo en compañías como Acciona o Baleària. Eso ya es sabido, pero nadie reacciona. ¿Por qué?
Los precios de saldo en el turismo afectan a toda España y a ambos archipiélagos, el canario y el balear-pitiuso de forma remarcable.
La ocupación hotelera no pasa del 75% y los niveles de ingresos por habitación no superan los 51 euros de media. El destino español está ya en la cola de los países del Mediterráneo. Esta práctica de adquirir el vuelo en el último minuto está manteniendo vivo el turismo español y gran parte del pitiuso.
Los últimos datos dados por agencias de estadísticas oficiales sobre el gasto turístico confirman esta tendencia: vienen menos turistas, se quedan menos pernoctaciones y los que se quedan gastan sensiblemente menos.
En el caso de Ibiza hay factores distorsionantes o agravantes. El 20% de las plazas hoteleras disponibles corresponden al polémico grupo de Fernando Ferré, encausado por varios delitos.
Y además, casi un 30% del turista que llega lo hace en régimen de todo incluido. ¿No es normal que la oferta complementaria vea su final muy próximo?