miércoles, septiembre 09, 2009

Mejor que no lo contemos


Renace aquel agudo eslogan que en los años 90 (¿o fue en los 80?) popularizó el operador ´Club 18-30´. «No se lo cuentes a papá» o algo así.
La imagen de Ibiza ya ocupa un amplio espectro, desde los fangos subterráneos hasta el relumbre del glamour y del papel cuché.
La isla ofrece un mercado del gozo y para el goce, pero son muchos los que prefieren olvidarlo desde el primer momento que abandonan la isla. Será que es la isla de la libertad –dicen– y la han ejercido hasta tal punto que les sonroja.
Lo que vemos los ibicencos tampoco nos satisface. Queremos olvidarlo lo más pronto. Y cuando nos sacan en Antena3 o Tele5 nos entra el apuro. Si hasta se habló de poner querellas a la tele… eso los políticos, pero gran parte del desaguisado lo han causado ellos mismos.
Por ejemplo: ¿por qué hay tantos taxis pirata, cientos de ellos? Porque hay más demanda que oferta. No han sabido solucionarlo, y la gente tiene la imperiosa necesidad de trasladarse. Bastaba con conceder un tipo de licencia temporal, habría que pensar cuál y cómo, pero desde luego todas las necesarias, naturalmente más de las que hay ahora, y el problema hubiera quedado resuelto hace tiempo y además se habría ingresado una fuerte cantidad de dinero, más que con las multas. Un gobierno que pone muchas multas reconoce implícitamente que ha fracasado, porque cumplir la ley debiera ser lo más fácil y lo más rentable para todos.
Pero claro, hay gente que vive del cuento, del recuento y del periodismo. Viene Antena 3 –como cada año– y lo cuenta.
Yo no resisto estos programas en los que se entrevista a las dos de la madrugada a chicas y chicos con los ojos hinchados y enrojecidos, gritando que Ibiza es mágica y que la isla es amor, con la piel brillante por el sudor y las cremas.
En pocos minutos vi recorrer todas las tonterías al uso, aquellas que quizás tuvieron un sentido de asentamiento y de lanzamiento. Pero repetirlas ahora es tan falso como estos mercadillos que apenas venden nada de Ibiza: textiles y saris indios o vietnamitas o chinos, sándalo, quincalla, amuletos, y mil chucherías que no tienen nada que ver con Ibiza.
¿Qué carajos va a saber el periodista? No se entera de nada o le da lo mismo. Las y los modelos desnudos suelen venir de Brasil; las ropas, de China y la artesanía, de Vietnam y de otros sitios. Todo junto y bien revuelto y se vende como Ibiza.
En el programa salen de todas partes, menos de Ibiza. Brincan la danza de la lluvia, o un soriano recita un romance o una anciana pintarrajeada escapada del asilo lanza su voz en busca de amor… ¡Qué cansino, qué viejo, qué pasado de moda! Pues nada. Sigue colando.
Muchos de estos turistas ni siquiera recordarán nada. ¿Volverán?