sábado, septiembre 26, 2009

Crisis de crecimiento

"Playa vacía, huelga de turistas..." Esto será habitual, pero sustituiremos los bañistas por sudados discotequeros de color morado.


Si es cierto que llevamos dos trimestres seguidos con crecimiento negativo eso ya no es una crisis, es una recesión, algo a lo cual temen más los políticos que a la piel del diablo.
Claro que Ibiza está pagando esta crisis y la está pasando mal que bien. Pero insistiré –coincidiendo con el resultado de varios estudios que se viene haciendo públicos en los últimos diez años, al menos– en que estamos un poco perplejos porque estamos ante una paradoja: también estamos pagando una crisis de crecimiento.
Y así hemos llegado a esta incómoda situación donde estamos mal si crecemos más, pero también lo estamos si nos vemos ante una crisis global que nos bloquea el flujo de turistas, estabilizado más o menos en unos dos millones de visitantes al año.
Crisis sobre crisis, crisis estructural a la que se suma la gran crisis coyuntural que afecta a todo el mercado emisor de turistas.
A estos mismos turistas se les suele preguntar, en variadas encuestas o muestras sobre su grado de satisfacción, que detallen algunas cosas que no les hayan gustado y sobre todo si piensan volver la próxima temporada. Estas muestras no son absolutamente fiables, pero ofrecen muchas pautas sobre las que basar un posible plan de acción.
Estos estudios salen regularmente en la prensa, al menos cinco cada año. El último que leo no es muy halagüeño para Ibiza (Diario de Ibiza, 15 de agosto, 2009): Ibiza suspende en medio ambiente (Gadeso). Y la tendencia es a la baja, cada año que pasa nos valoran menos nuestra integridad paisajística, territorial, natural.
Yo comprendo que es muy difícil, por no decir imposible, para los ayuntamientos y el Consell dejar de construir en la isla durante 15 años. Precisamente el no hacerlo nos lleva a una situación límite. Aquí podemos mencionar ahora el estudio de la CRE al que me referí en mi anterior artículo, ´Crecer para empobrecernos´, con este título paradójico que quizás alguien no entendió.
El argumento ya es casi universalmente aceptado por las nuevas generaciones, pero no encontramos a los políticos que puedan parar el destrozo. Y seguro que se hacen más esfuerzos que nunca. A fuerza de crecer perdemos belleza, que es lo que vienen a buscar los turistas, por lo tanto acumulamos más ladrillos pero perdemos valor en el mercado europeo del turismo. Es lo que hay.
No sabemos resolver este nudo. ¿Una moratoria de 15 años, mientras el mercado absorbe las miles de casas, apartamentos y locales vacíos? Lo veo inviable y no sería operativo si no se llevara a cabo en los cinco municipios simultáneamente. Pero el no hacerlo nos lleva al caos y a la ruina. En fin, quizás mi enfoque otoñal sea muy pesimista, no lo sé.

Diario de Ibiza